La vacuna podría utilizarse para tratar a los pacientes gravemente enfermos y vacunar a las personas de más de 65 años, que son los grupos más vulnerables, informa hoy el diario Daily Mail.

La última mutación experimentada por el "Clostridium difficile" ha mostrado resistencia al fármaco "metronidazole", lo que significa que sólo queda ya una substancia, la vancomicina, para combatir esa bacteria.

Sin embargo, la vacuna desarrollada por el laboratorio de biotecnología Acambis, de Cambridge, a base de formaldehído, resulta eficaz contra todas las variedades de esa bacteria mortífera porque funciona de otra manera.

Al igual que la antitetánica, la vacuna no combate directamente la bacteria sino que neutraliza las toxinas que ésa produce y que irritan el revestimiento del intestino, causan diarrea y una infección del abdomen que puede llevar a la muerte del paciente.

Según Michael Watson, de Acambis, "las toxinas destruyen las células, y si imaginamos que son un criminal peligroso, es como si le maniatásemos para que no pueda utilizar su arma contra nosotros".

Aunque los antibióticos tienen todavía alguna efectividad contra esa bacteria, muchos pacientes vuelven a recaer y los ataques sucesivos de diarrea los debilitan cada vez más.

Los expertos confían en que, al igual que la antitetánica, tres o cuatro inyecciones puedan proporcionar protección duradera, que baste con reforzarla una vez cada diez años aproximadamente.

"'Clostridium difficile' les cuesta a los sistemas de salud europeos unos 1.400 millones de euros al año, algo que podría ahorrarse (con la nueva vacuna)", afirma Watson.

Según el profesor Mark Enright, del Imperial College de Londres, la vacuna parece prometedora pese al pequeño número de pacientes estudiados hasta el momento.

Hasta ahora se ha probado en doscientos pacientes en Estados Unidos y se ha demostrado que tiene pocos efectos secundarios.

El ministerio británico de Salud proyecta llevar a cabo ahora pruebas a mucha mayor escala en diversos hospitales del Reino Unido.

"Clostridium difficile" existe de modo natural en el estómago de muchos adultos sanos, donde es mantenida, sin embargo, bajo control por otras bacterias "amigas".

El problema se produce, sin embargo, al destruirse el equilibrio entre ambos grupos de microorganismos, tal vez cuando se administran al paciente antibióticos para tratar alguna otra infección.

Una vez eliminadas las bacterias "amigas", la "Clostridium difficile" toma el control y se propagan rápidamente las toxinas que dañan el interior del intestino.

El hecho de que los ancianos corran mayor riesgo que el resto de las personas se debe por un lado a que pasan más tiempo en el hospital, donde es más fácil infectarse, y a que su nivel de defensa es más bajo.

El profesor Mark Wilcox, un experto en "Clostridium difficile" de la universidad de Leeds (Inglaterra), advierte, sin embargo, de que la vacuna en cuestión podría funcionar peor en los ancianos debido sobre todo al propio debilitamiento de su sistema inmunológico.