El trabajo, cuyas conclusiones aparecen publicadas en el último número de la revista "PLoS ONE", revela la presencia de altas dosis de cinco antibióticos distintos en ejemplares de buitre leonardo, buitre negro y alimoche que habitan en las provincias de Segovia y Madrid.

El equipo de científicos, que lidera el investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) Guillermo Blanco, encontró restos de estos fármacos en el 12 por ciento de 50 ejemplares de buitre leonado, en el 57 por ciento de 49 individuos de buitre negro, y en el 40 por ciento de los 25 alimoches.

En un primer momento, los investigadores hallaron restos de estos antibióticos en cadáveres de cerdos procedentes de la ganadería intensiva, que constituyen una base importante de la alimentación de las aves carroñeras.

Las concentraciones de antibióticos en el ganado son el resultado de suministrar grandes cantidades de drogas veterinarias, en especial antibióticos (antimicriobianos), para el tratamiento de enfermedades que pueden causar pérdidas económicas.

Asimismo, los científicos comprobaron que estos fármacos provocan en las aves carroñeras una alteración de la flora normal y la adquisición de patógenos como hongos y bacterias, efectos similares a los observados en humanos cuando estos medicamentos se usan de forma inadecuada.

De las tres especies estudiadas, el buitre negro es el más afectado, según se desprende de la investigación, con ejemplares encontrados en un "pésimo estado de salud" e infectados por patógenos asociados a la presencia de antibióticos.

La necropsia de ejemplares de buitre negro hallados muertos también reveló la presencia de antibióticos en el hígado de estos animales, así como lesiones en el riñón y en el hígado, y la degeneración de los órganos del sistema inmune.

Según los científicos, existe una "relación directa" entre la presencia de antibióticos y la mortalidad asociada a su toxicidad o a sus efectos inmunodepresores, que permiten la adquisición y proliferación de patógenos.