Se trata de nueve especies, cinco de animales y cuatro de plantas, que están siendo cazadas y arrancadas de la pequeña isla, considerada Patrimonio Natural de la Humanidad.

Los animales invasores son los venados, cabras, cerdos, ratas y gatos, mientras que las especies vegetales que alteran los ecosistemas de la isla son el café, el césped de guinea, y dos árboles frutales tropicales, el maracuyá y la naranjilla.

En declaraciones que publica hoy el diario local La Nación, Fernando Quirós, director del área de conservación de la Isla del Coco, explicó que erradicar estas especies de la isla es una necesidad, pues podrían hacer que desaparezcan las especies autóctonas, muchas de las cuales son únicas en el mundo.

Según las autoridades, se deben cazar las cabras y venados, pues estos animales contribuyen a la deforestación de ciertas áreas cuando se alimentan de árboles que apenas están germinando.

En la pequeña isla, ubicaba a 532 kilómetros a de la costa, en el Pacífico, se calcula que habitan unos 360 venados y más de 210.000 ratas, a las que se achacan el 90 por ciento de las muertes de aves.

En el caso de los cerdos, aunque años atrás se trataba de especies domésticas comunes, tras generaciones de vida salvaje han desarrollado pelaje, les han crecido colmillos y viven como si se tratara de jabalíes.

Por su parte, los gatos, que fueron llevados a la Isla del Coco por piratas, también contribuyen a la muerte de las aves.

El café y la hierba de guinea son el mayor problema, indicó Quirós, pues ocupan ya varias hectáreas y avanzan desde las costas hacia la montaña.

Los árboles frutales crecen con mucha facilidad y ya afectan a las características del bosque primario de la isla.

Para acabar con estos "invasores", el PNUD aportó tres millones de dólares y los guardabosques cuentan con el apoyo de varias organizaciones ambientalistas.

"Las especies invasoras podrían hacer que desaparezcan las especies propias de la isla y no podemos permitirlo. En la Isla del Coco hay especies únicas en el mundo y nosotros tenemos la responsabilidad enorme de protegerlas. Podría parecer contradictorio que cacemos animales, pero el fin último es la protección de la isla", señaló Quirós.