Resulta evidente que en la Liga Femenina hay dos equipos que pertenecen a otra categoría -tal vez la Europea- y uno de ellos es el Girona, algo que quedó patente en el Angel Nieto en un partido en el que Quesos El Pastor nunca tuvo opciones frente a un rival que le pasó por encima a base de un enorme poderío físico en defensa y un asombroso acierto en el lanzamiento, tanto desde el perímetro -firmando 11 triples- como desde más cerca con un 58% de acierto.

La afición zamorana no pudo ver ganar a su equipo, pero tuvo la oportunidad de disfrutar con un equipo de un nivel que pocas veces se ha visto en el Angel Nieto, si exceptuamos las frecuentes visitas de Perfumerías Avenida. Ayer recordamos aquel inolvidable Ros Casares de Maia Moore y compañía, en la primera temporada en Liga Femenina del club zamorano. Porque Girona ofreció su mejor versión en Zamora, tal vez para borrar de su mente los dos tropiezos consecutivos que había sufrido a lo largo de la semana con la derrota ante Avenida en la final de la Copa de la Reina y la eliminación de la Eurocopa en Turquía, el miércoles.

Quesos El Pastor no pudo contar con Marina Delgado, que sigue lesionada, y Ana Pocek no se encuentra a tope, pero ni siquiera con ambas en plenitud de condiciones sería posible que el equipo naranja diera la campañada, jugando como jugó ayer el Girona.

Y es que el 4-0 inicial no fue más que una anécdota porque con cuatro triples casi consecutivos, las catalanas se escapaban en el marcador con 6-14 en un abrir y cerrar de ojos. Y el 10-24 con que se cerró el primer cuarto dejó ya un escasísimo margen de maniobra a las zamoranas que, además, tampoco tenían ayer el acierto de otros días.

En el segundo cuarto reaparecía tras su larga lesión Frank Uchendu, con muchas ganas y aportando garra a un equipo que ayer la necesitaba en cantidades industriales. La ventaja catalana siguió incrementándose y tan sólo gracias al 7/0 que lograba el Zamarat antes del descanso se abrió un tímido rayo de esperanza con 26-40.

Pero poco se puede hacer frente a una Coulibaly que impone su enorme poderío físico dentro de la pintura, o a una Ifi Ibekwe que mostró en Zamora su enorme versatilidad que le llevó en su día a ser la mejor jugadora de la Liga. Rosó Buch y Leonor Rodríguez demuestran que han alcanzado una brillantísima madurez.

Así, el Quesos El Pastor hizo lo que pudo y no causó una mala impresión a una afición que fue comprensiva como siempre pese a ver cómo el equipo naranja era incapaz siquiera de mantener su desventaja por debajo de los 20 puntos. La superioridad visitante, sin embargo, permitió disfrutar de algunos minutillos de juego a las canteranas María Montalvo, Ester Martín y Sara Hermosa.