«Impulsar el Corredor del Noroeste no solo es justicia territorial, sino lógica económica»

—¿Qué papel juega el Noroeste peninsular en el conjunto de la economía española?

Galicia, Asturias y Castilla León representan una parte esencial de la economía nacional por su aporte en sectores estratégicos como la automoción, la energía, la pesca, el sector forestal, la agroindustria y la logística. Desde la Confederación de Empresarios de Galicia (CEG) siempre hemos reivindicado el potencial económico del Noroeste como un espacio competitivo y con un modelo industrial sólido, aunque históricamente infravalorado.

—¿Cuál es el peso de Galicia dentro de este espacio?

Galicia es una de las principales economías del Norte de España, con un tejido empresarial muy diversificado y un fuerte peso exportador, especialmente hacia Europa y América Latina. Galicia lidera este espacio en términos de exportaciones, presencia internacional y dinamismo internacional empresarial con compañías muy importantes, lo que yo creo que la convierte en una locomotora del Noroeste. En múltiples ocasiones hemos hablado del potencial estratégico del Noroeste de España y en particular del papel crucial de Galicia, que posee una ubicación geográfica privilegiada que la convierte en un enclave estratégico para el comercio y para la industria.

—Las patronales de Galicia, Asturias y Castilla y León denunciaron en más de una ocasión deficiencias históricas en materia de inversión e infraestructuras. ¿En qué medida funcionó esta presión?

La CEG ha subrayado la necesidad de desarrollar infraestructuras clave y una de ellas es el Corredor Ferroviario del Noroeste para mejorar la conectividad y potenciar la competitividad. Creo que esas mejoras son esenciales para fortalecer los sectores económicos fundamentales como son la automoción o el complejo mar-alimentación que representan buena parte de las exportaciones gallegas. La presión conjunta de las organizaciones empresariales del Noroeste ha visibilizado la desigualdad en materia de inversiones en infraestructuras con respecto a otras zonas del país, especialmente el eje Mediterráneo. Si bien se han conseguido avances como la inclusión del Corredor Ferroviario del Noroeste en la red prioritaria europea, insistimos en que los ritmos de ejecución son lentos. Yo mismo he señalado en varias ocasiones que los compromisos del Gobierno deben transformarse en partidas presupuestarias reales y en plazos concretos. La falta de infraestructuras lo que hace es frenar la competitividad y sobre todo limita el acceso de Galicia y del noroeste a mercados exteriores. En nuestra reunión en Madrid, arropados por la CEOE, las patronales gallega, asturiana y castellano leonesa subrayamos que el futuro de estas comunidades depende de la implementación efectiva de este corredor, que estimamos que podría generar 68.000 empleos en dos décadas.

La implantación del corredor podría generar en el noroeste unos 68.000 empleos en dos décadas

—¿Se puede hablar de discriminación respecto al Mediterráneo?

Nosotros no queremos luchar con el Corredor Mediterráneo, pero siempre hemos recibido menos atención. Ahora parece que lo estamos agilizando con recursos y ejecución real. Mientras en el Corredor Mediterráneo siempre han tenido todo esto, en el Atlántico seguimos esperando inversiones prometidas. No se trata solo de justicia territorial, sino de lógica económica. El Noroeste tiene sectores productivos con gran potencial logístico e industrial que están desaprovechados por esa falta de vertebración.

—¿Qué otras infraestructuras o políticas cree que son necesarias para que el Noroeste despegue definitivamente?

Consideramos urgentes el desarrollo al completo del Corredor Ferroviario del Noroeste, incluyendo las mercancías; la conexión de alta velocidad Vigo-Oporto, además de mejoras en la red ferroviaria interna y la ampliación y modernización de puertos logísticos claves como Vigo, A Coruña y Ferrol. A ello hay que incorporar el apoyo a los nodos industriales estratégicos, especialmente vinculados al naval, automoción y sector energético. También demandamos políticas fiscales y regulatorias que favorezcan la inversión en zonas transfronterizas.

—¿Está desaprovechada Galicia a nivel económico como puerta de entrada y salida a Sudamérica?

 Yo creo que sí. Galicia, por su posición geoestratégica y sus vínculos históricos con América Latina tiene un enorme potencial como puente económico y logístico. Sin embargo falta una política decidida que convierta esa ventaja en resultados concretos. Se necesitan mejoras en conectividad portuaria, alianzas estratégicas con países americanos y también creo que un mayor apoyo institucional a la internacionalización empresarial.

—A veces da la sensación de que el Noroeste mira poco a Portugal. ¿Hay oportunidades en el país vecino o es competencia directa?

Portugal es una oportunidad, no una amenaza. Desde la CEG abogamos por fortalecer la Eurorregión Galicia-Norte de Portugal como un área funcional, integrada, competitiva y atractiva para la inversión. Creo que esa cooperación transfronteriza puede generar sinergias en innovación, industria, formación, movilidad laboral... y creo que la conexión ferroviaria entre Vigo y Oporto es clave. Y sobre todo la proximidad de Galicia con el Norte de Portugal ha fomentado históricamente una estrecha colaboración transfronteriza que resulta importantísimo reforzar. Aunque Galicia y el Norte de Portugal pertenezcan a países distintos, las sinergias compartidas y la identidad común deben traducirse en alianzas que posicionen estratégicamente a la Eurorregión a nivel europeo.

«Existe preocupación por las tensiones comerciales globalesy sus efectos sobre sectores clave»

Existe preocupación por las tensiones comerciales globales y sus efectos sobre sectores clave

—¿Está medido el impacto de la guerra comercial y arancelaria desatada por el presidente de EEUU, Donald Trump , en Galicia y en el noroeste de España?

Evidentemente existe preocupación por las tensiones comerciales globales y sus efectos sobre sectores exportadores clave. Pedimos estabilidad normativa, también acuerdos comerciales sólidos y mecanismos de protección para que las empresas no se puedan ver afectadas por los aranceles y esas roturas de las cadenas logísticas internacionales.

—Europa ha puesto en ojo en esta zona Noroeste por su potencial minero y energético, pero ambos sectores se enfrentan a una fortísima contestación social que acaba judicializando y eternizando los proyectos. ¿Están preocupados?

Las empresas sí están preocupadas. Reconocen la necesidad de una transición energética y una apuesta por recursos estratégicos como el litio o las tierras raras, pero también denuncian la excesiva burocracia y falta de seguridad jurídica que están paralizando las inversiones. Lo que reclamamos es un equilibrio entre sostenibilidad y desarrollo económico, subrayando que los proyectos deben evaluarse desde el rigor técnico y no quedar atrapados en la judicialización que desincentiva la inversión y retrasa la generación de empleo y riqueza. Ahí es donde tenemos que insistir .