La economía de Castilla y León sufrirá una fuerte desaceleración el año que viene, y podría crecer a un ritmo del uno por ciento, con una generación de empleo de 0,8 puntos, y cerrar con una tasa de paro del 10,2 por ciento. Unicaja Banco difundió hoy el número 30 de su informe "Previsiones Económicas de Castilla y León", que, como en ediciones anteriores, elabora Analistas Económicos de Andalucía.

El documento constata un deterioro de las previsiones macro en la comunidad en el tramo final de 2022, un ejercicio que se cerraría, a su entender, con un crecimiento del tres por ciento, por debajo de las previsiones para España por encima del cuatro por ciento. El dato supone revisar a la baja en siete décimas la estimación que sacó la entidad en agosto de este año. Unicaja Banco precisa que las previsiones de empleo apuntan a un aumento de 2,8 puntos este año, cuando se alcanzará una tasas del 10,4 por ciento. 

La entidad también hace un análisis por provincias, y pone de relieve que las más dinámicas este año, las que se situarán por encima de la media de la Comunidad (tres por ciento), serán Salamanca, con un 3,5 por ciento; Segovia, con un 3,4; León, 3,3 por ciento; Ávila, 3,2 por ciento, y Burgos, 3,1 por ciento.

El informe sitúa el crecimiento en la media autonómica, en las provincias de Soria y Zamora, y ya por debajo, asegura que los territorios con un menor dinamismo serían Palencia, con un crecimiento del PIB este año del 2,2 por ciento; y Valladolid, donde la producción económica avanzará un 2,8 por ciento.

Pérdida de dinamismo

El documento expone que continuando con la tendencia iniciada en el segundo semestre de 2021, durante el último trimestre se produjo una “pérdida notable de dinamismo de la actividad a escala global, como consecuencia de una serie de factores adversos que interactúan entre sí, entre los que, sin lugar a duda, destaca por su importancia, el repunte de los precios, que ha superado las peores expectativas”. 

Analistas Económicos de Andalucía recuerda además que en respuesta a las “fuertes presiones inflacionistas, más persistentes y elevadas de lo esperado, los principales bancos centrales, en su intento de anclar las expectativas de inflación a sus objetivos a medio plazo, han mantenido o intensificado el endurecimiento de la política monetaria, desplegando toda la batería de instrumentos disponibles”.

En este contexto global, el informe pone de relieve que las previsiones macro “se encuentran sometidas a una extraordinaria incertidumbre, dada la existencia de importantes fuentes de riesgo que pueden orientarlas a la baja para la actividad, avivando los temores de entrada en recesión, y al alza para la inflación”.