La Audiencia Provincial de Valladolid ha condenado a un padre a once años de prisión por un delito de abusos sexuales sobre su hija, nacida en 2001, y a la que entre los siete y los doce años le pidió en numerosas ocasiones que le masturbara con las manos e, incluso, que le hiciera felaciones, a lo que la menor accedió.

Los hechos, según se recoge en la sentencia dictada por la Sección Segunda, se producían en el domicilio familiar y solían acaecer a primera hora de la mañana, cuando el padre y su hija se hallaban en el sofá del salón y la madre aún dormía. Los mismos se repitieron hasta que la niña cumplió los trece años, dado que a partir de entonces rechazó continuar con tales prácticas, aunque en el año 2019, estando padre e hija de vacaciones, el progenitor le solicitó que se ducharan juntos, a lo que se negó la menor.

Además, a principios del verano del año 2020, el padre, que no aceptaba una relación de pareja que su hija mantenía, le manifestó que iba a matar a su novio, a la vez que cogía un cuchillo.

La pena también establece que el padre no podrá acercarse a su hija a una distancia menor de 500 metros durante diecisiete años y establece una indemnización 8.000 euros para la hija por daños morales.

En la sentencia también se destaca que el condenado controlaba el entorno familiar, de forma más psicológica que física, por lo que tanto la madre como la hija utilizaban las mismas palabras sobre los hechos, algo que para los peritos supone que había “una conciencia de guardar una reserva o un secreto sobre la familia”.

Las acusaciones pública y particular habían reclamado penas que sumaban más de quince años de prisión. Contra la resolución judicial cabe recurso de apelación.