Con los 44 pisándole los talones y una sonrisa casi permanente, el candidato del PSOE a la Junta, Luis Tudanca (Burgos, 1978) encara la recta final de la campaña de estas elecciones del 13 de febrero como la "única alternativa" a 35 años de la derecha y con el propósito de lograr, a la tercera, ser el maquinista que pilote el cambio en Castilla y León, una tierra a la que ofrece “ambición” y una forma de hacer política en la que no cabe la “agresividad”.

Aclamado ya como "presidente" por la militancia socialista, asegura en una entrevista concedida a Ical que negociará hasta la “extenuación” para alcanzar el gobierno ya que cree que los ciudadanos le cerrarán la puerta de la Junta a Vox y al PP, que asegura sufre ya la "crisis de los 40".

-De nuevo, elecciones en Castilla y León, ¿qué Castilla y León imagina Luis Tudanca a partir del 13 de febrero?

-Una Castilla y León que sea ambiciosa, que aproveche esta oportunidad tremenda que tenemos con los fondos europeos para lograr una recuperación económica fuerte y potente, y una comunidad más justa y que tenga voz en España, de la que nos sintamos orgullosos, con unas instituciones limpias. La otra alternativa es el primer gobierno del PP y Vox. Estoy convencido de que los castellanoleoneses prefieren una comunidad de color y de futuro.

-¿Qué lecciones ha aprendido del anterior proceso de negociación y formación de Gobierno?

-Hemos aprendido que están dispuestos a cualquier cosa, pero yo sigo creyendo con la misma convicción que no vale todo y que con el voto y la voluntad de la gente no se puede mercadear, que hay que respetar la palabra dada. En fin, quien espere de mí que me comporte de otra manera, que abandone toda esperanza. Yo quiero hablar de cambio, de políticas diferentes, de sanidad y educación pública, de reindustrialización y de retorno del talento. Quien quiera volver a hablar de despachos, de reparto de puestos, insisto, conmigo que no cuente. Como ya lo hemos vivido, como ya sabemos qué pasaría si algunos tienen la oportunidad, la gente tiene que ser consciente de que la única posibilidad de que haya un cambio es una victoria aún más amplia para que no dependamos de aquellos que van a traicionarles.

-¿En qué ha cambiado la propuesta socialista en estos dos años y medio? ¿Qué ha incorporado para poder sumar ahora una mayoría suficiente?

-Hemos demostrado que nuestro principal y único interés es la gente de esta tierra. Pudimos dejarnos llevar por la frustración después de lo que sucedió, dije que me iba a quedar y a seguir peleando por esta tierra y me quedé. Además hemos sido responsables y hemos contribuido a luchar contra la peor crisis de nuestra historia. Me parece que esto la gente lo reconocerá. También, a todo lo que ya dijimos, a todo lo que ya propusimos, ahora hemos avanzado en la reducción de los desequilibrios, con la apuesta por la descentralización, que es también conseguir que este país entienda que el modelo tiene que ser otro, que se tiene que invertir y apostar por la España interior.

Hablar con ilusión

-El PSOE ha lanzado la cuenta atrás del PP en la Junta, ¿en qué notan que esas ansias de cambio en Castilla y León siguen vivas?

-Es que 35 años son demasiados para una tierra que ha visto cómo la gente se tiene que marchar y en la que han manchado con corrupción el buen nombre de Castilla y León. No veo menos razones y ganas de cambio, sino más que en 2019. Tenemos un candidato de un partido -en referencia al popular Alfonso Fernández Mañueco- que lleva dos años y medio gobernando y que no es capaz de hablar de Castilla y León y defender su proyecto político. Nosotros sí queremos hablar con toda la ilusión de Castilla y León y de lo que necesita la gente de aquí. Es cierto que llevamos dos años muy duros, en los que la gente ha sufrido mucho, y ellos juegan con el desánimo, con la frustración y con el cansancio, pero los castellanoleoneses son gente que nunca se rinde.

-¿Está, por tanto, el PP en la crisis de los 40, pero a los 35 años?

-La crisis les llegó mucho antes, pero en los últimos años he visto un deterioro. Me parece que se han contagiado de otra cosa. Esta siempre fue, antaño, una derecha moderada, con la que he sido capaz de llegar a muchos acuerdos y que sabías que cuando lo alcanzabas, se cumplían. Ahora, han dinamitado todos los acuerdos de comunidad y del Diálogo social, la joya de la corona de la que hemos presumido en toda España y en todo el mundo y que hemos exportado. Me parece que hay una quiebra del proyecto político del Partido Popular. Yo no sé, igual se les ha hecho tan largo como a los ciudadanos y por eso la crisis les ha llegado antes de los 40.

-Diga tres cosas por las que la gente notará un cambio de gobierno en los primeros compases de su mandato

-La manera de gobernar. Necesitamos recuperar la empatía, la complicidad, la cercanía, pisar el territorio, salir de los despachos y escuchar mucho. Me parece muy importante reivindicar una manera diferente, una manera nueva de hacer política en Castilla y León. Hay que acercarse al territorio, no se pueden solucionar los problemas de los ciudadanos sin estar y sin sufrir con ellos. En segundo lugar, la regeneración y la decencia, que tiene que ver con cumplir la palabra dada, y en tercer lugar, necesitamos un gobierno ambicioso que ponga a Castilla y León en el mapa. Ya vale, ¿por qué tenemos que estar en el vagón de cola? ¿Por qué tenemos que resignarnos a que esto vaya cada vez a menos?

El candidato socialista, durante un momento de la entrevista. M. Chacón - Ical

-“Siempre Castilla y León por delante” es una frase suya, ¿en qué asuntos se enfrentaría Tudanca como presidente de la Junta al Gobierno?

-En todos, porque mi prioridad siempre va a ser defender a esta tierra. No es que lo vaya a hacer, es que ya lo he hecho cuando firmamos los acuerdos en defensa del modelo de financiación autonómica o con el lobo. Por tanto, cuando he tenido que elegir, he elegido defender los intereses de Castilla y León. A mí no me han oído nunca criticar que llegarán aquí fondos europeos, por mucho que el que nos fuera gestionar fuera el PP, porque eso es bueno para la gente de esta tierra.

-Quiere construir un proyecto feminista. ¿Qué aporta estar rodeado en su equipo de mujeres?

-No es que cuente con ellas, que es que no hay otra manera de entender la política y la vida que la de la igualdad. Ahora estamos afrontando retos y riesgos para los avances en igualdad, con la llegada de Vox a los que el señor Mañueco es capaz de dar entrada en el Gobierno si los necesita para mantenerse en el poder. El feminismo no es una opción, es una convicción, es una elección, es una forma de entender la vida. Yo me siento muy orgulloso de que este proyecto lo hayamos construido juntos con mujeres como Virginia (Barcones), Ana (Sánchez), como Nuria (Rubio) o como Patricia (Gómez). Estamos juntos, no es que yo las elija o que yo apueste, se lo han ganado más que de sobra. Es que no somos los hombres los que tenemos que dar paso a las mujeres, con que creamos en la igualdad, ellas solas se bastan y se sobran.

-Estos días se ha puesto sobre la mesa los abusos a menores en el seno de la Iglesia, ¿podría hacer algo por las víctimas la Comunidad y la Junta?

-Lo único que se puede pedir es, primero, atender a las víctimas, escucharlas, respetarlas, darles justicia y verdad e investigar hasta las últimas consecuencias. No puede hacerse de otra manera y todas las instituciones tienen que estar de ese lado, del lado de las víctimas, del lado de la verdad, de la justicia, de la reparación, hablemos de las víctimas que hablemos.

¿Se ha entendido en el territorio la transición justa y la política verde? A quien se lo toma como una amenaza, más que como una oportunidad.

Ha faltado y sigue a veces faltando sensibilidad con el territorio, que tanto le ha dado a este país. Es que los mineros y mineras, la gente de las cuencas, la que trabajaba en las térmicas o en Garoña le ha dado mucho a este país y se ha echado de menos un poco de sensibilidad. Lo que no puede ser es que estas grandes transformaciones, que van a llegar queramos o no, que tienen que llegar porque además son buenas para la lucha contra cambio climático y para el territorio, las paguen quienes no deben. Es que no pueden pagar ese coste la gente de las cuentas. Por eso hay que dar alternativas y reindustrializar, aunque había que haber hecho un trabajo previo desde el Gobierno autonómico, que nunca ha hecho nada y que ha dejado esas zonas al albur de las grandes transformaciones que sabían que estaban por llegar. No le hemos dado a todas estas zonas en transición, no le hemos devuelto, digamos, ni un poco todavía de lo que les debemos, pero hay que hacerlo.

¿Qué alternativa de supervivencia tienen estos territorios?

Por primera vez, los fondos de reconstrucción también tienen que servir para la transición, y por cierto, somos el único país que ha incluido la transición justa en los fondos europeos y la restauración ambiental de las minas: 70 millones de euros para las restauración de la Gran Corta de Fabero, las grandes minas de León y del Bierzo y eso hay que hacerlo con otros proyectos de transformación. Hemos recuperado la Ciuden, que estaba parada, y hay que reindustrializar en los nuevos sectores, como las energías renovables o el hidrógeno verde. Si estamos un poco hartos de que al final el coste de la lucha contra el cambio climático siempre lo paguen los mismos. Aquí la gente se siente un poco agredida cuando escucha a algunos hablar en Madrid, porque el compromiso con el cambio climático tiene que llegar de estos territorios. Madrid está lleno de industrias echando humo. Ya está bien, aquí también tiene que llegar ese futuro.

Reindustrialización

Una de sus apuestas es reindustrializar, ¿va a ser posible captar nuevos proyectos para nueve provincias, si además, la Comunidad tiene que seguir apoyando la presencia de grandes multinacionales en su territorio?

Hay que compatibilizar el modelo de desarrollo. Hay que pelear por grandes industrias. El futuro permite crear cientos de empleos, como hemos visto como llegada de una empresa de autobuses eléctricos a Valladolid con la posibilidad de generar 2.000 empleos y eso tiene que ser compatible con la industria agroalimentaria, con la cultural, con el turismo de interior, con la modernización de todo el territorio, con los incentivos fiscales para fijar empresas y con la digitalización. Por tanto, a lo pequeño, a lo mediano, al territorio y también a lo grande. ¿Por qué no vamos a pelear por grandes proyectos industriales aquí?

Macrogranjas

Sobre la polémica de las macrogranjas, ¿su propuesta de regular la ganadería intensiva es una moratoria como la de Castilla-La Mancha?

Hay que dimensionar las explotaciones ganaderas para hacerlas compatibles con otros usos, para respetar el medio ambiente, que es representa también una oportunidad de creación de empleo y de crecimiento. Se trata de equilibrios y por eso hemos pedido en las Cortes que se reforzaran los controles medioambientales para una evaluación conjunta de este tipo de instalaciones que eviten que se esquiven. Incluso hemos propuesto, por ejemplo, en el caso de los macroparques eólicos, las macroplantas de energías renovables, que se estableciera una moratoria hasta que se haga una regulación que permita respetar ubicaciones donde se puede perjudicar el medio ambiente. Siempre es una cuestión de equilibrio y de controles.

¿Da su palabra a los vecinos de que los consultorios recuperarán la frecuencia en la que acudían los médicos anteriormente? ¿Va a ser posible ‘casar’ la falta de profesionales y sus reticencias a ir al medio rural con las del territorio?

Sí, la doy, me comprometo, pero no es que lo diga hoy, lo he hecho en Monumenta, Aliste, Sayago, Las Merindades o en Los Arribes. He estado allí viendo como los consultorios estaban cerrados, como no había profesionales. La sanidad en un derecho, ¿por qué van a ser menos, por qué van a tener menos derechos por ser menos? No, no puede ser. Tienen derecho a la asistencia sanitaria. Fíjese que lo que estamos diciendo es que al menos se recupere lo que había, lo que establece la norma, las visitas que tenían antes de los profesionales médicos, que en muchos casos era una vez a la semana. Tienen que reabrirse los consultorios, tienen que volver los médicos a los pueblos. Es una cuestión también de supervivencia en términos demográfico. Tenemos que parar ese círculo vicioso, como cada vez son menos, cada vez damos peores servicios y como cada vez damos peores servicios, cada vez somos menos. Bueno, pues hasta que no quede nadie. Eso tiene que acabar. Por cierto, los problemas de la sanidad no afectan solo a los pueblos, también a las ciudades.

-Me gustaría profundizar en la descentralización que plantea. ¿Ustedes pretenden repartir las consejerías por las provincias, unas sí y otras no, los altos cargos solo o todos los empleados públicos? ¿Alguna institución más?

-Tiene que hacerse con consenso y con diálogo con los partidos políticos, con los agentes económicos y sociales y con las entidades locales, porque somos conscientes de que es complejo. Quiero que en un año hagamos un plan para esa descentralización de centros directivos, para que haya también una descentralización económica, pero no se trata de quitarle nada a nadie, no se trata de enfrentar territorios. Se trata de reequilibrar, de equidad, de darle más a quien más necesita, se trata de descentralizar para equilibrar el desarrollo de esta Comunidad. Tenemos que hacerlo entre todos y lo que no podemos es seguir esperando a que otros vengan arreglarnos nuestros problemas. Si los socialistas hemos conseguidos distintos proyectos, ¿por qué no vamos a poder hacerlo también en Castilla y León? Además, los que venían a regenerar no han suprimido ningún chiringuito, por lo tanto, hay una administración enorme, centros directivos que que pueden funcionar de otra manera, y podemos ir a una administración más transparente y descentralizada, ¿por qué no?

-En 2019 decía que tocaban con los dedos el gobierno, ¿la fragmentación política les acerca o les aleja de la Junta?

-Lo que acerca un gobierno cambio en Castilla y León es el voto al Partido Socialista. Ya sabemos que otros cogerán esa bandera, como la cogieron en el pasado, pero la única manera de que ese cambió no se frustre de nuevo es una victoria clara del PSOE. Ahora bien, diálogo, llegar a acuerdos, cumplir la palabra, comprometerse de verdad con todos los territorios de esta Comunidad. Yo estoy dispuesto a hablar, a negociar hasta la extenuación si es para hablar de Castilla y León, para hablar de cambiar las políticas, claro, como he dicho tantas veces, excepto con Vox.

"Me rebelo contra Vox"

-¿La sociedad ha normalizado la llegada de Vox a las instituciones?

-Yo me rebelo ante eso. Otro de los elementos de la irresponsabilidad del señor Mañueco es abrirles la puerta del Gobierno de Castilla y León con esta convocatoria electoral, pero de la misma manera que el señor Mañueco se la ha abierto, estoy convencido de que los castellanos y leoneses se la van a cerrar. Se la van a cerrar al señor Mañueco y se la van a cerrar a Vox.

-El PSOE ha puesto un veto a Vox, si la aritmética solo diera para un pacto de PP con este partido, ¿hasta donde estaría dispuesto a llegar?

-Yo quiero ganar. Estoy convencido de que el Partido Socialista va a tener una amplia victoria. No tenemos que imaginar que pasaría porque el PP ya lo ha hecho. Pudo respetar que gobernara la lista más votada y sin embargo decidió pactar con Vox, ni siquiera habló con nosotros. El Partido Socialista lleva 142 años combatido la extrema derecha, los movimientos intolerantes y a aquellos que quieren acabar con los derechos de las minorías, de los trabajadores, de las mujeres y lo vamos a seguir haciendo.

-¿Es conservador Luis Tudanca? Hay quien dice que es digno heredero como burgalés del ‘estilo Herrera’ más que el PP actual.

-(Risas) Yo me reconozco en la escuela de José Luis Rodríguez Zapatero y de Salvador Illa. Me parece que la estridencia y la agresividad no tiene nada que ver con las convicciones y con los principios. Todo lo contrario, es que me parece que una de las grandes revoluciones de la nueva política tiene que ser hacerla de otra manera. Sí me parece que en esta tierra todos, a un lado y a otro, siempre fuimos respetuosos. Somos gente de palabra. Yo en política es que no veo enemigos aunque tengamos modelos muy diferentes. Yo quiero que haya un modelo diferente en Castilla y León, pero no me van a encontrar nunca en la agresividad. No soy así, pero insisto, mi escuela es la de Zapatero, no la de Herrera -Juan Vicente-.

Luis Tudanca. M. Chacón - Ical

-Sus colaboradores le reconocen una gran capacidad de resistencia y tenacidad, ¿de qué batalla política se siente más orgulloso?

-Yo me siento orgulloso de que cuando volvieron a llegar los tiempos duros, los más duros que hemos atravesado, los más oscuros, los más difíciles, cuando los ciudadanos estaban sufriendo tanto, antepusimos siempre a la gente a cualquier interés partidista. No fue fácil después de lo que habían hecho. Hubo quienes no entendían que luego les ofreciera acuerdos cuando llegó la pandemia, que les hiciera propuestas para mejorar las residencias, para blindar la sanidad, que respaldara con lealtad e incluso con silencio durante muchos meses medidas que tampoco las compartíamos, pero se trataba de dar seguridad. No hay otra manera de hacer las cosas que anteponer los intereses de la gente a cualquier ambición, cualquier interés personal o partidista.

-Finalmente, ¿qué es lo que nunca olvidará de esta pandemia y qué es lo que más echa de menos de la vieja normalidad?

-Lo que no olvidaremos ninguno, aquellos silencios atronadores durante meses, cuando estábamos encerrados, cuando no había nadie por la calle, sabiendo que el sufrimiento estaba en los hospitales y las residencias. Yo creo que todos hemos hablado con mucha gente entre lágrimas durante esos meses, fue muy duro. Y lo que más echo de menos es la normalidad, que ojalá llegue lo antes posible.