Con un descenso en la incidencia y hospitalizados por COVID, Castilla y León, que lleva casi una semana en nivel bajo por coronavirus, podrá recuperar los indicadores de nueva normalidad en siete días, si los datos siguen con esa tendencia, sostuvo este jueves la consejera de Sanidad, Verónica Casado. En rueda de prensa posterior al Consejo de Gobierno, la titular de Sanidad ha reconocido que si la evolución de los datos continúa esta tendencia descendente y, si se cumplen los datos del semáforo (los ocho indicadores sanitarios y epidemiológicos acordados por todas las comunidades), la semana que viene la comunidad revisará su nivel de riesgo, para pasar a niveles de nueva normalidad. No obstante, la titular de Sanidad ha asegurado que en la Junta siempre primará el principio de la “prudencia”, ya que está por ver el efecto que tiene el fin del uso obligatorio de las mascarillas en exteriores a partir de este sábado.

Por su parte, el vicepresidente y portavoz de la Junta, Francisco Igea, ha asegurado que, aunque Salamanca capital haya experimentado un ligero repunte de casos en los últimos días, esta parte de unos datos “muy buenos” y la Junta no se plantea adoptar “una medida única” solo para la ciudad.

La incidencia a dos semanas por 100.000 habitantes está en 67,89 este jueves en la comunidad, y en 27,98 a una, y por provincias oscila entre los 91 a dos semanas de Valladolid y los 89,17 de León y los 37,97 de Salamanca.

Palencia, Salamanca, Segovia y Soria tienen el dato a dos semanas en indicador de alerta bajo y el resto de las provincias en nivel medio.

El dato semanal va de los 10,42 de Segovia y 14,66 de Zamora, provincias que junto a Ávila, Palencia, Salamanca, Segovia, Soria y Zamora están en nivel bajo, y los 44,47 de León, en nivel medio junto a Burgos y Valladolid.

Además, la Junta de Castilla y León seguirá recomendando el uso de la mascarilla en espacios abiertos pese a la propuesta del Ministerio de Sanidad de “flexibilizarlo”, dejando de ser obligatorio en exteriores siempre que se mantenga una distancia de, al menos metro y medio. Una medida que la consejera de Sanidad, Verónica Casado, y el vicepresidente de la Junta, Francisco Igea, pidieron que se pudiera “modular” por parte de las comunidades con alta incidencia, pero el Gobierno decidió ayer que será común para todo el país.

Casado comunicaba, en la rueda de prensa del Consejo de Gobierno, la decisión trasladada el miércoles por la ministra de Sanidad a los consejeros de las comunidades autónomas en el Consejo Interterritorial de Salud, que además de incluir que la mascarilla dejará de ser obligatoria en exteriores con distancia de al menos un metro y medio, sí lo será en espacios cerrados, en medios de transporte público y en eventos multitudinarios donde el público esté de pie, o sentado con menos de metro y medio de distancia. No será obligatoria, sin embargo, en aquellos recintos al aire libre donde se garantice que los asistentes, siempre que estén sentados, mantengan una distancia de más de metro y medio. Además, en las residencias donde más del 80 por ciento de los residentes estén vacunados, no será obligatoria para ellos, si bien los trabajadores y los visitantes deberán portarla. También estarán exentos de mascarilla colectivos de trabajadores esenciales que también estén vacunados en un 80%.

También apuntó la consejera de Sanidad que algunas comunidades, entre las que se encuentra Castilla y León, solicitaron que “se tuviera en cuenta el documento de la ponencia de alertas del 9 de junio para que las comunidades pudiesen modular esta situación en los municipios donde se detectara una alta incidencia”, sin obtener respuesta del Gobierno que llegaba ayer en forma de negativa durante una rueda de prensa.

Casado reconoció que aunque entre los jóvenes y, en general, “todo el mundo tiene ganas de normalizar” desprendiéndose de las mascarillas, hizo un llamamiento especial al primer colectivo para que “sigan manteniendo la mascarilla siempre que haya aglomeraciones y en espacios cerrados”.

El progresivo descenso de nuevos contagios por COVID-19 en Castilla y León que se venía registrado en los últimos días se ralentiza. En las últimas 24 horas se contabilizaron 98 casos, los mismos que en la jornada del miércoles y tres menos que los 101 del pasado jueves. Además, según los datos de la Consejería de Sanidad, los hospitales de la autonomía sumaron dos nuevas víctimas, una en León y otra en Ávila.