El próximo verano, que comenzará a las 5,32 horas del 21 de junio, será cálido o muy cálido en Castilla y León, con una anomalía positiva de dos grados por encima de lo normal y con las precipitaciones habituales de la época, con algún episodio de tormentas.

El subdelegado del Gobierno en Valladolid, Emilio álvarez, y el jefe del Grupo de Predicción y Vigilancia de la Aemet en Castilla y León, Jesús Gordaliza, han informado este viernes en rueda de prensa de las previsiones del tiempo para los próximos meses y del balance meteorológico de la primavera e hídrico.

Gordaliza ha explicado que los episodios de tormentas de las últimas fechas continuarán el fin de semana, aunque en menor medida, y las temperaturas registrarán una anomalía negativa de dos grados la semana comprendida entre el 21 y el 27 de junio, sin que se esperen tantas precipitaciones como durante las últimas horas.

La próxima semana se dividirá en dos, ya que se prevé que al principio las máximas, ya desde hoy, bajen algo más, con una anomalía de entre seis y diez grados por debajo de lo habitual, más bien propias de abril, aunque a mitad de semana la tendencia será a subir para llegar a oscilar entre 25 y 30 grados desde el miércoles o el jueves.

El principio de la última semana de junio será de incertidumbre, con temperaturas que remontarán después claramente, ha especificado Gordaliza.

Por meses, julio registrará una anomalía calculada entre uno y tres grados por encima de lo normal, agosto entre uno y dos grados y septiembre será similar, de manera que los tres meses de verano la temperatura será más alta de lo habitual y se espera alguna que otra ola de calor.

Las precipitaciones no incluirán anomalías en verano, que abarcará las tormentas propias de este periodo, con episodios más marcados durante la segunda quincena de agosto.

El verano será caluroso con algunas tormentas, ha resumido.

Al hacer balance de la primavera, ha manifestado que en Castilla y León ha sido ligeramente cálida y seca con una anomalía positiva de 0,7 grados por encima de lo normal teniendo en cuenta los datos registrados entre 1981 y 2010.

Ha sido seca, con un déficit del treinta por ciento con respecto a una primavera normal y con precipitaciones muy irregulares en función de los meses, con un marzo extremadamente seco, el segundo más seco desde 1951, ya que solo llovió el veinte por ciento de lo esperado, mientras mayo fue también muy seco.

Abril fue cálido, con una anomalía de dos grados por encima de lo usual y con intrusiones de polvo sahariano, y en general, la primavera se situó como la decimosexta más cálida desde 1951 y la undécima del siglo XXI.

Por provincias, en el caso de Zamora, las precipitaciones se encuentran bastante por encima de lo normal en precipitaciones y, tras lo que a llovido en junio hasta el día 15, si no cae más agua durante lo que resta de mes ya se habrían cumplido las expectativas hidrológicas.