El Palacio de Villena, una de las sedes del Museo Nacional de Escultura en Valladolid, acoge hasta el próximo 22 de agosto la exposición “Extraña devoción”, que con el subtítulo “De reliquias y relicarios” invita a la reflexión en torno a las extrañas propiedades mágicas o la capacidad de evocar la memoria de los ausentes que, a lo largo de los siglos, han tenido históricamente estos objetos. Pinturas, esculturas, libros, documentos y todo tipo de piezas desde cráneos hasta zapatillas, conforman la muestra, que aborda desde una perspectiva integral (que abarca tanto lo sagrado como lo profano) “el anhelo de permanencia, trascendencia y perdurabilidad” que ha envuelto históricamente a las reliquias, en palabras del subdirector del Museo, Manuel Arias.

Él es uno de los cuatro comisarios de la exposición, si bien su papel, según comentó, se ha limitado a ejercer de “enlace” entre el Museo y los tres investigadores que llevan desde 2017 dando forma al pluridisciplinar proyecto: los profesores Juan Luis González García (de la Universidad Autónoma de Madrid), Cécile Vincent-Cassy (de la Université Paris 13) y Escardiel González Estévez (de la Universidad de Sevilla).

La muestra arranca con el grabado de Goya de la serie “Los desastres de la guerra” (1863) titulado “Extraña devoción”, donde una decena de personas de clase baja se arrodillan ante la llegada a lomos de un asno del cuerpo momificado de un santo, y el recorrido concluye con la impactante instalación “Reliquaire”, realizada en 1990 por el artista francés Christian Boltanski, que construye un relicario contemporáneo donde las figuras veneradas son fotografías de niños que fueron asesinados por los nazis en Auschwitz, bajo las cuales se guardan en una suerte de cajones algunos de sus efectos personales.