En plena pandemia, su trabajo al frente del Grupo Poxvirus y Vacunas del Centro Nacional de Biotecnología del CSIC le ha hecho merecedor del Premio Castilla y León de Investigación Científica y Técnica e Innovación por su dilatada labor en el estudio de “el desarrollo de vacunas para erradicar algunas de las enfermedades más mortíferas de la humanidad”. Mientras trabaja en una solución con una respuesta “más duradera que las de ARN mensajero” para acabar con la última, el COVID-19, Mariano Esteban Rodríguez (Villalón de Campos, Valladolid, 1945) defiende la “seguridad y eficacia” de las vacunas desarrolladas hasta ahora y pide un “esfuerzo global” para acabar con el virus porque “la única manera de vencerlos es actuar rápidamente”.

–¿Cómo recibió la noticia del premio?

–Con enorme alegría por ser distinguido en mi propia comunidad. Soy de Villalón de Campos y es un orgullo que mis conciudadanos me distingan con tan alto honor.

–¿Con él se reconoce la labor de la virología, tan importante siempre pero que esta pandemia ha expuesto a la opinión pública?

–Exactamente, porque parece que la virología la gente la ve como unos virus que son lejanos pero están con nosotros desde la misma existencia del hombre. Son los microorganismos más abundantes y tenemos que entender cómo actúan, su comportamiento, porque hay virus beneficiosos para el hombre y otros no, y hay que estudiarlos con la virología. Hasta ahora, en las facultades no se estudia como disciplina, sino como una rama más de la microbiología, pero en estos últimos 30 años se ha avanzado como jamás en la historia para entenderlos como microorganismos que, por un lado, tienen funciones necesarias para la especie humana, pero hay otros que acaban con ella, como estamos viendo. Por eso es tan importante entenderlos y tratar de controlarlos.

–Precisamente su labor al frente del Grupo Poxvirus y Vacunas del Centro Nacional de Biotecnología del CSIC se enmarca ahora en la consecución de la primera vacuna española contra el COVID. ¿Cómo va ese proceso?

–Este grupo se creó cuando vine de Nueva York, donde era catedrático en la Facultad de Medicina de la NYU, y con mi llegada el CSIC estableció un grupo de vacunas en el que llevamos trabajando mucho tiempo para conseguir la vacuna contra varias enfermedades, como el VIH, donde todavía no hemos conseguido ninguna eficaz. Pero sí contamos con algunas muy eficaces contra virus como el zika o el ébola, además de desarrollar procedimientos contra la leismania o la malaria. Tenemos una amplia experiencia en el desarrollo de vacunas y por eso, tan pronto como conocimos la secuencia completa del SARS-CoV2, empezamos a desarrollar una vacuna.

"La sociedad se ha percatado de que es muy frágil, de que somos muy vulnerables"

–¿Qué va a aportar esta vacuna, con respecto al resto, en este proceso contra el COVID?

–Es una vacuna distinta, cuyo mecanismo de acción es diferente por la naturaleza propia del vehículo, y confiere una inmunidad más diferenciada. Tiene además ventajas de fácil administración, por ser muy estable a temperatura, pero la parte más relevante es lo que hace el vehículo: penetra en una célula y produce miles de copias de la molécula ARN mensajero. En Pfizer, el número de moléculas está limitado, pero en nuestro caso produce miles y miles, como una fotocopiadora, por lo que amplifica la señal y actúa como adyuvante para activar más la respuesta inmunológica del organismo. Y puede ser más duradera esta respuesta que la de las vacunas ARN mensajero, pero eso lo iremos viendo con el seguimiento.

–¿Cuándo podrá estar disponible esta vacuna?

–Esperamos conseguir pronto la aprobación de la Agencia Española del Medicamento para comenzar con las fases clínicas. Está producida por la empresa y solo nos queda cumplimentar todo el dosier clínico que nos exige la agencia, y una vez valorado y aprobado, estamos en contacto con hospitales para iniciar el reclutamiento de cara a empezar la fase clínica 1 para luego ir a la 2 y la 3 final. Nos gustaría poder iniciar la fase clínica antes de verano.

–¿Cree que si algo ha traído bueno esta pandemia es la constatación de que no se puede dejar de invertir en investigación?

–Exactamente, es lo terrible, que cuando no ocurren estas cosas lo ignoramos. Apareció el ébola y fue un sufrimiento porque no teníamos nada, ni salas de aislamiento, ni equipos para protegernos. Eso pasó y se descuidó, en lugar de establecer sistemas de vigilancia y dotarnos de los equipos necesarios por si ocurriese otra pandemia. Así nos ha llegado esta y de esto tenemos que aprender para evitar que estas cosas puedan volver a ocurrir, porque la única manera de vencer a un virus es actuar rápidamente, como se hizo con el SARS-CoV1 en 2003 o el MERS en 2012. Es la única manera: o abortas rápidamente que el virus se pueda extender, o te pasa como ha ocurrido aquí.

"Hemos abandonado el mundo rural y ahora nos damos cuenta de la calidad de vida que hay"

–¿Cree que esto servirá de ejemplo? La sociedad, ¿realmente ha cambiado con el COVID?

–La sociedad se ha percatado de que es muy frágil. Somos muy vulnerables y ese es el punto de giro radical. Pensábamos que lo sabíamos todo y llega un virus, una entidad microscópica, y no podemos controlarla, penetra en las fronteras y en todo y la repercusión en vidas y a nivel económico es brutal. Este virus ha machacado el sistema tecnológico y la industrialización de España y, a nivel social, también nos ha destrozado.

–Otro de los efectos de la pandemia ha sido la constatación de que el rural es también un medio que tiene muchos beneficios para el ser humano. ¿El suyo es un ejemplo de que hay que prestarle más atención porque hay talento?

–Totalmente. Este del coronavirus es un problema ligado a todo, al clima y a la salud animal también. Si no lo protegemos, se inclina la balanza de un lado y tiene sus consecuencias. Por ello, las acciones tienen que ir encaminadas a cuidar la naturaleza como única manera que tenemos para reducir el impacto que todos estos cambios pueden tener en la vida humana y animal. Y en ello, el mundo agrícola es fundamental, porque es el que mantiene el ecosistema. Hemos abandonado el mundo rural, lo hemos dejado, y ahora la gente se está dando cuenta que la calidad de vida en los pueblos. Y más hoy con Internet que te permite negociar con gente que está en Australia, y que te permite adaptarte a una nueva forma de vida. Es una nueva revolución de la forma y los hábitos de vida y ha venido para quedarse.