Gonzalo Calcedo (Palencia, 1961) recibió ayer con “absoluta sorpresa” el Premio Castilla y León de las Letras, en su edición correspondiente a 2020, por ser inesperado la concesión de un galardón que considera “un reconocimiento a un género, no solamente mérito suyo, sino a todos los que se dedican al cuento y perseveran en él”.

Detalla Calcedo que suele participar en concursos literarios en los que se está pendiente de los fallos pero, en este caso, no conocía el mecanismo de la convocatoria ni sabía las propuestas que podían existir. “Ha sido una sorpresa absoluta cuando me ha llamado el consejero de Cultura, Javier Ortega”. Aun así, es una “gran alegría recibir este reconocimiento en años bastante malos para todos”, aclara.

Formar parte de una lista de nombres como Miguel Delibes (1984), Carmen Martín Gaite (1991), Luis Mateo Díez (2000) o Andrés Trapiello (2010), entre otros, “es un honor, pero por otro lado me avergüenza, porque soy un autor de cuentos y tengo la tendencia de permanecer en la otra orilla y en segundo plano”.

Calcedo deja claro que la literatura de Castilla y León “es incuestionable por volumen y número de autores, al estar todos ellos esparcidos por España y más allá, al gozar de una salud bastante buena”. Respecto al cuento como tal, reconoce que ahora es mucho más fácil publicar, dado que los autores llegan con más facilidad gracias a las mayores posibilidades de comunicación.

He vivido las dos fases del cuento, porque antes los editores eran muy reacios a publicar y este género salía a cuentagotas pero, en los últimos años, hay muchas más editoriales independientes, al fragmentarse el mundo editorial, por lo que es relativamente más sencillo escribir cuentos, con muchos autores y gente muy interesante”, apunta el escritor.