Entre un 10 y un 12% del personal empleado en los centros residenciales de mayores de Castilla y León ha rechazado recibir la primera dosis de la vacuna contra el COVID-19 frente al 3% de los residentes por las patologías que temían o incluso por recomendación médica desaconsejaba esa administración. 

La consejera de Familia e Igualdad de Oportunidades, Isabel Blanco, aseguró hoy en Valladolid durante la presentación de las medidas de atención a la infancia en Castilla y León que la vacunación es voluntaria y que el rechazo de estos trabajadores a que le administraran la primera dosis se debe a un tema personal o sanitario. En este sentido, señaló que la Junta, al igual que otras administraciones, ha hecho llamamientos para que la vacunación llegue al mayor número de personas posibles.