Los amantes de los dulces y productos de calidad elaborados de forma artesanal, en silencio y bajo la oración por los monjes y monjas de clausura de España tienen la oportunidad con un solo clic’ de tenerlos en sus hogares estas navidades. La Fundación Contemplare ha intensificado sus ventas durante estas fiestas para contribuir al mantenimiento del patrimonio monacal y permitir que los deliciosos dulces, vinos y licores elaborados en las históricas cocinas y talleres de los conventos sean accesibles, a pesar de las restricciones generadas por el COVID-19.

Una veintena de monasterios y conventos de clausura de Castilla y León vende sus productos a través de la Fundación Contemplare, entidad que persigue dar apoyo a los 800 conventos de clausura de España, potencia mundial en lo que a número se refiere.

La entidad opera desde hace tres años en España y permite, por un lado, que los paladares más exquisitos saboreen los productos elaborados en los talleres, cocinas y despensas de los conventos españoles y, por otro, contribuir al mantenimiento del patrimonio monacal, que subsiste gracias a la venta de estos productos, que logran elaborar las congregaciones de clausura durante su vida contemplativa basada en el el "ora et labora!.

La directora de la Fundación Contemplare, Alejandra Salinas, explica que Castilla y León es una de las comunidades autónomas de España con la que más trabaja la entidad. En concreto, venden los productos de los monjes y monjas de clausura de las nueve provincias de la comunidad, y trabajan de forma intensa con los conventos de la provincia de Burgos.

A través de la página web de Contemplare se pueden adquirir productos que se consumen durante la Navidad como turrón, polvorón, mazapán, yemas, marquesas e incluso una variantes de mazapán y yemas. También, otros que se ingieren a diario como galletas, pastas de té, tejas, pastas de limón e incluso galletas sin azúcar. A esto se suman quesos, chocolate, leche, licores, vinos, cervezas y mieles, además de imaginería y belenes.

La Fundación Contemplare, que da apoyo a 120 conventos de España y se ha convertido en el Amazon de los conventos de España, nació de la mano de un grupo de laicos vinculados al mundo de la empresa. A todos, según relata Alejandra Salinas, les unía su fascinación por el mundo monacal y por ayudar a preservar y proteger el enorme patrimonio que representan. 

“España tiene un patrimonio enorme de monasterios de clausura. A nosotros nos fascinaba su labor y comprendimos que los monjes necesitaban ayuda no solo para poner en el mercado los productos que elaboran y con cuya venta subsisten sino incluso para llevar la parte administrativa y la Fundación les presta ambos servicios”, destaca.

Los monasterios y conventos de clausura no reciben ayudas directas para su mantenimiento y se mantienen de las donaciones de los fieles, que “ahora se han reducido” y del fruto de su trabajo, dice.

Los gastos fijos que tienen como el pago de la cuota de la Seguridad Social (son autónomos) y los gastos de suministro ( agua caliente, calefacción) lo afrontan con la producción que realizan cuando no rezan por el mundo. En ocasiones, recurren al banco de alimentos, según cuenta Alejandra Salinas, quien precisa que son “autosuficientes” y no reciben dinero alguno ni de las Diócesis.

El confinamiento derivado del estado de alarma provocó la caída en picado de sus productos por medio de los tornos. Además, como los bautizos, comuniones y bodas también se restringieron este año han vendido mucho menos. “Los turistas no se acercaban a los tornos porque estaban cerrados, por eso, ahora en Navidad es el momento del año para que pongan en el mercado sus productos artesanos”, relata.

La directora de la Fundación alaba la labor que realizan los monjes y monjas de clausura que rezan en silencio por la humanidad y que son ejemplo para otras muchas personas que se apuntan a clases de mindfulness buscando lo mismo: la paz interior.

Por ello, anima a los castellanoleoneses a comprar los productos que elaboran con mimo a través de su página web contemplare.org, que permite entrar a los talleres, cocinas y despensas de los conventos españoles. “Animo a comprar los productos monacales y también a visitar el monasterio de origen, a que tengan relación con la vida contemplativa”, apostilla.