La Sala de lo Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia (TSJ) de Castilla y León ha confirmado la sentencia dictada por la Audiencia de León que condenó a una pena de diez años de prisión a V.G.G., la mujer natural del municipio berciano de Fabero que en octubre de 2016 simuló un secuestro por parte de su expareja, a quien acusó de haberla agredido arrojándole pegamento en la vagina. Según los magistrados, la mujer planeó la utilización de los agentes y del juez como instrumentos para conseguir la detención y el ingreso en prisión de su exnovio.

Cabe recordar que la condenada convenció a un amigo para engañar a las autoridades judiciales y policiales, mediante la simulación de varios delitos de malos tratos. Al hombre que la ayudó, considerado cómplice de simulación de delito, la Audiencia de León le condenó a siete meses de multa.

Según el recurso presentado por la defensa de la mujer, hubo error en la apreciación de las pruebas ya que se le atribuyen “sin fundamento” una serie de “complejas maquinaciones” que no se corresponden con “sus limitadas capacidades y su frágil personalidad”.

En ese sentido, el recurso insistía en que las privaciones de libertad que sufrió su expareja fueron fruto del automatismo de la policía al aplicar los protocolos de violencia de género y de la presión de los medios. En cambio, la Sala entiende que la condena del tribunal provincial se halla suficientemente fundada y resulta concluyente frente a la hipótesis exculpatoria que esgrime la defensa.

Atendiendo al análisis de las pruebas, explican los responsables del auto, se desprende que la intervención de la acusada en los hechos fue la “causa eficiente” de las privaciones de libertad acordadas para su ex pareja.

Agentes y juez como instrumentos

En ese sentido, el TSJ cree acreditado que los mensajes intimidatorios recibidos por la supuesta víctima se los remitió ella a sí misma. Además, los testimonios de los efectivos de Guardia Civil que realizaron la reconstrucción de los hechos, junto con los de los otros testigos, dejan “fuera de toda duda” la falsedad del secuestro preparado por la condenada para conseguir que su expareja fuera detenido y encarcelado.

Al respecto, la Sala estima que la mujer planeó una utilización de los agentes y del juez de instrucción como instrumentos para acordar la detención y el ingreso en prisión de su exnovio ante unos hechos que, tal y como fueron presentados por la entonces denunciante, revestían fundados indicios de delito y riesgo para su integridad física.