La marca Tierra de Sabor impulsará su unión con la gastronomía y el turismo, a través de un marco “permanente” y estable con la Escuela Internacional de Cocina de Valladolid, pero también trabajará para incorporar el compromiso social con la discapacidad de este sello de la mano de Aspaym y por la promoción, tanto de los productos de las grandes industrias como por los pequeños artesanos.

El consejero de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural, Jesús Julio Carnero, presentó ayer el informe sobre imagen y posicionamiento de Tierra de Sabor, que sirve de base para diez ejes de medidas para desarrollar en este mandato y para las que espera contar con fondos del Presupuesto General de la Comunidad. En ese sentido, Carnero destacó al sector agroalimentario como el “buque insignia” de Castilla y León y destacó que la marca Tierra de Sabor, que nació en 2009, agrupa a unas 1.000 empresas y 6.000 productos, que en conjunto suponen una facturación de 2.000 millones de euros. Además, en torno al 80 por ciento utiliza cauce internacionalización, por lo que se mantiene el compromiso de acudir a las ferias y eventos que permita la evolución de la pandemia del COVID-19.

Avanzó una hoja de ruta con diez grandes ejes para impulsarlos durante este mandato, de acuerdo al pacto de gobierno suscrito por PP y Ciudadanos.

El primero de las apuestas de la Junta se basa en el crecimiento de la notoriedad de la marca. Además, se pretende mejorar la diversidad de productos que los consumidores identifican con la marca, más allá de los “clásicos”.

También se busca sumar nuevos valores a la marca, para que además de la calidad, la procedencia del territorio, el uso de alimentos saludables, la conexión con la historia, el desarrollo rural, la innovación, se añada la dimensión social a través de un proyecto con Aspaym, que persigue generar empleo en el mundo de la discapacidad. Además, el sello tratará de contar con una mayor presencia y más puntos de distribución, a través de canales convencionales, pero también del marketplace abierto durante la primera ola de la pandemia. De la misma forma, se trabajará para mejorar y modernizar las herramientas, controles y condicionantes con los que se admite o rechaza la incorporación de nuevas referencias.