Castilla y León es junto con Extremadura la única comunidad que vienen sufriendo una pérdida de población continuada en los últimos sesenta años, en los que ha visto reducido su número de habitantes en un 20%, al pasar de los más de 2,9 millones de habitantes en 1959 a poco más de 2,4 millones en 2018, según se pone de manifiesto en el Observatorio de la Migraciones en Castilla y León de Comisiones Obreras.

En el informe se destaca que la inmigración ha frenado la caída de población y ha rejuvenecido los municipios, dado que el saldo migratorio de Castilla y León ha sido negativo siempre salvo en el periodo de 2001 a 2011 y en los dos últimos años. Hasta los años ochenta el saldo vegetativo (nacimientos menos defunciones) era positivo, pero no lo suficiente como para compensar todas las personas que se iban de la Comunidad, tendencia que se logró revertir en el primer decenio de 2000 con la llegada de inmigrantes, pero que se acentuó de nuevo con la crisis del 2007.

En la Comunidad la población de origen extranjero supone el 5%, aunque llega al 11% en Segovia, al 8,4% en Soria y al 7,4% en Burgos. En el lado contrario se sitúa Zamora (3,4%), Salamanca (4%), Palencia (4,1%) y León (4,2%). En Ávila la población extranjera supone el 6% y en Valladolid el 4,8%.

La edad media de la población en la Comunidad es de 48,4 años. Zamora es la provincia con la población más envejecida con una media de 51,5 años, llegando la de las mujeres a 52,9 años. Las siguientes son León, con 49 años, y Salamanca, con 48,2 años. Las provincias menos envejecidas son Valladolid y Segovia, ambas con 45,9 años de media, seguidas de Burgos (47,5 años), Soria (47,6 años), Ávila (47,8) y Palencia (48).

La edad media de los extranjeros en la Comunidad es de 34,1 años, mientras que la de los nacionales sube hasta los 47,6, mientras que en el conjunto de España los emigrantes tiene una edad media de 36,1 años y los nacionales de 43,3 años.

En el estudio también se hace referencia a datos del INE de 2018 en los Castilla y León presentó el segundo peor saldo migratorio (descendió en 4.251), solo superada por Andalucía (-5.898), y se advierte que casi la mitad de las personas que decidieron abandonar la Comunidad tenían entre 25 y 29 años.

Las provincias de origen con mayor número de migraciones con destino a otras provincias son: León, Valladolid, Burgos y Salamanca, en este orden. En ocho de las nueve provincias, Madrid es el primer destino. Solo en Palencia el primer puesto lo ocupa Valladolid.

Trabajadores desplazados

Este saldo negativo también tiene su reflejo en el mercado laboral. Según los datos de registro de contratos del SEPE para 2018, en Castilla y León se registraron un total de 971.519 contratos. De estos, 83.968 requirieron desplazamiento de los trabajadoras desde otras Comunidades hacia Castilla y León, sin embargo se firmaron 120.505 contratos que supusieron salir de la Comunidad para llevar a cabo el trabajo.

Las salidas por números de contratos se realizaron sobre todo a la Comunidad de Madrid (38), al País Vasco (11), a Cataluña (8), a Andalucía (8) y a Galicia (5).

El perfil de las personas que se mueven entre comunidades para trabajar apunta que en Castilla y León, la mayor tasa de movilidad por nivel educativo se da en personas con Educación Superior (14%). Por sectores económicos, son la agricultura y la construcción los que presentan la tasa de movilidad más alta, 24% y 18% respectivamente. La tasa de movilidad interprovincial de España es el 14%, un nivel que superan todas las provincias de la Comunidad.