La economía de Castilla y León se contrajo un 3,2 por ciento durante el primer trimestre del año, nueve décimas mejor que la media nacional (-4,1 por ciento), arrastrada por el impacto de la crisis del coronavirus que estalló el día 14 del mes de marzo con la declaración del estado de alarma. El consejero de Economía y Hacienda, Carlos Fernández Carriedo, explicó ayer que los datos del segundo trimestre del año de la Contabilidad Regional permitirán ver "con más detalle" el impacto del COVID-19 este ejercicio en la economía, aunque tenga el alcance que tenga "habrá recesión en todo caso".

Carriedo asumió que la crisis del COVID-19 tendrá "un impacto muy relevante" aunque afirmó que la economía de Castilla y León presenta algunas fortalezas frente a la española, como su sector industrial más productivo y una rama turística y hostelera no vinculada a sol y la playa que sufrirá un menor impacto que estos destinos. "Se trata de elementos diferenciales", dijo, para incidir en que el reto de la Junta con las medidas adoptadas hasta la fecha es lograr "cerrar el año con menor recesión, paro y deuda" que la media de España.

El consejero explicó que la entrada en la recesión, tras un periodo de desaceleración de la economía, se produjo por el mal comportamiento en marzo de la construcción, los servicios de mercado y la industria manufacturera, del lado de la oferta, y el desplome del consumo final de los hogares y las importaciones, en un contexto de crecimiento del gasto de las administraciones públicas frente al virus. Carriedo lamentó que el descenso interanual del PIB, un 3,2 por ciento, marca una diferencia de 5,1 puntos respecto al trimestre anterior, cuando creció un 1,9 por ciento. Aseveró, que en el dato intertrimestral, la economía sufrió un impacto del cuatro por ciento, cuando el dato de finales de 2019, fue positivo en dos décimas. El consejero advirtió no obstante que la cifra de recesión del trimestre será inferior a la que se espera para todo el año y recordó que los expertos marcan una horquilla de retroceso para España de entre el ocho y el 14 por ciento, y "Castilla y León no es una isla". En cuanto al análisis de la demanda, Carriedo puso de relieve el impacto de la crisis sobre el consumo, con un retroceso del 3,8 por ciento. En concreto, el gasto en consumo final se redujo un 2,5 por ciento, con una caída del 4,5 por ciento en los hogares, y un aumento del 3,5 por ciento en las administraciones, para hacer frente a la pandemia.