El saldo vegetativo de Castilla y León ha empeorado en el primer semestre de 2019 hasta alcanzar una diferencia negativa entre nacimientos y defunciones de 8.007 personas, con la merma de alumbramientos como principal lastre, ya que registraron un descenso del 5,7 por ciento.

Así lo plantean los datos provisionales difundidos este miércoles por el Instituto Nacional de Estadística (INE) a través de las Estadísticas del Movimiento Natural de la Población, que colocan a Castilla y León como la segunda autonomía con peor evolución de su saldo vegetativo, sólo ligeramente mejor que en Galicia, donde el saldo fue de 8.426 defunciones más que nacimientos en el primer semestre de 2019.