El vicepresidente de Castilla y León, el político de Cs Francisco Igea, ha negado haber amenazado el pasado mes de marzo a un militante de su mismo partido con "reventarle" la cabeza por difundir tuits difamantes contra su persona en aquellas polémicas primarias que ganó finalmente, pero sí ha reconocido que quizá se dirigió a él de forma "desagradable" cuando le pidió que cesase en esta práctica. El consejero de Transparencia y Ordenación del Territorio este lunes se convirtió en el primer integrante del Ejecutivo autonómico castellanoleonés que ocupa el banquillo de los acusados.

Y es que Igea ha comparecido en el Juzgado de Instrucción 5 de Valladolid donde ha tenido que defenderse de la denuncia interpuesta por un miembro de su mismo partido, Borja Collantes, responsable provincial de Redes Sociales.

El "número dos" del Gobierno regional, quien ha acudido al juzgado de la mano de su esposa y acompañado por numerosos cargos públicos de la formación naranja, entre ellos el director general de Ordenación del Territorio, Antonio Calonge, y la consejera de Sanidad, Verónica Casado, ha insistido en que en momento alguno el día de los hechos, sobre las 12.00 horas del 8 de marzo, se dirigiera al denunciante en términos de "¡la próxima vez que hables de mi familia te reviento la cabeza!"

Igea, ha reconocido que se encontró a Collantes y a otro miembro del partido, Mario Pulido. "Iba muy enfadado, había sido una semana muy dura aguantando infundios contra mi persona y mi familia y me encontraba muy preocupado y por eso le dije que no iba a tolerar que siguieran esos tuits". Aunque también reconoce que amenazó con "reventar el partido por dentro" si las cosas seguían así, el vicepresidente de la Junta asegura no recordar haber advertido a su oponente que también le iba a "reventar la cabeza" si no paraba. "No recuerdo haberlo hecho, ¡pero sí le dije que dejara a mi familia de una puta vez!", apostilla Igea.

El denunciante y el único testigo de lo ocurrido, Borja Collantes y Mario Pulido, respectivamente, han comparecido para, de forma coincidente, relatar que esa mañana se hallaban en la calle cuando vieron que se dirigía hacia ellos un Igea con cara de pocos amigos.

La acusación particular considera que los hechos cnstituyen un delito leve de amenazas y reclama una multa de 1.800 euros y el pago de las costas.