No ha tenido que ir muy lejos la cineasta argelina Mounia Meddour para buscar la inspiración para su ópera prima. "Papicha", su primer largometraje de ficción, que hoy se sumó a la competición de la 64 Semana Internacional de Cine de Valladolid entre aplausos, recrea la década negra que sumió su país natal en una cruda guerra civil entre 1991 y 2002, enfrentando al Gobierno con los emergentes grupos terroristas islámico y dejando tras de sí un reguero de cerca de 200.000 muertos.

Cuando tenía 18 años, Meddour tuvo que abandonar junto a su familia su país natal después de que su padre, cineasta, comenzara a recibir amenazas de muerte en mitad del conflicto armado.

Tras filmar varios documentales, la realizadora ha dado el salto a la ficción con una historia protagonizada por otra joven, también de 18 años, que parece realizar el camino inverso al que ella misma emprendió, y que está obstinada en quedarse en su país pese al crescendo de violencia y amenazas que la rodean.

Nedjma, la protagonista, es una estudiante que vive recluida en un campus universitario a finales de los 90. Sueña con convertirse en una prestigiosa modista, pero la escasez de recursos y la constante amenaza a las libertades que padece su país la obligan a malvender las prendas que diseña a hurtadillas en los baños de discotecas y en comercios de baja estofa.

Junto a su grupo de compañeras, su única preocupación es vivir el momento. Intentan disfrutar de la vida como si el conflicto armado que la rodea no fuera con ellas, o como si la muerte fuera un planeta lejano imposible de alcanzar.

El pulso narrativo de Meddour para reflejar esos momentos de ficticia libertad define ya desde las primeras secuencias el carácter extrovertido y combativo de la protagonista, encarnada de forma excelsa por la joven actriz argelina Lyna Khoudri, que se dio a conocer hace dos años por su trabajo en "Les Bienheureux", también ambientada en la década negra, que le valió un premio en el Festival de Venecia por su interpretación.