Castilla y León ha retrocedido un puesto, al octavo, en el conjunto de las autonomías en cuanto a su capacidad de competir fiscalmente para retener y atraer empresas y profesionales, generando actividad económica y empleo, debido a que la Consejería de Economía y Hacienda, que dirige Carlos Fernández Carriedo, aún no ha emprendido reformas en su fiscalidad.

El tercer Índice Autonómico de Competitividad Fiscal (IACF) de 2019, dirigido por la economista Cristina Berechet y publicado este martes por la Unión de Contribuyentes (UC), mide la política fiscal de las comunidades teniendo en cuenta los tramos autonómicos de los grandes impuestos y los tributos cedidos a las regiones, entre otras variables.

En el primer índice, Castilla y León ocupó el noveno puesto, que paso al séptimo en 2018 para en 2019 escalar al octavo, con 5,9 puntos en una escala de cero a diez. El informe recoge que "Castilla y León prosigue su lento descenso en puntuación, al no haber emprendido reformas fiscales de importancia".

No obstante, aprecia que "la inminente mejora en Sucesiones -que Castilla y León bonificará en el 99 por ciento- ayudará sin duda a la posición de esta comunidad en el futuro". El estudio observa que "también le ayudaría reducir o eliminar Patrimonio, reducir Actos Jurídicos y eliminar impuestos propios".

Encabezan la clasificación de las regiones más competitivas fiscalmente -en el caso de Euskadi las diputaciones forales que tienen competencias en la materia- Vizcaya, que ya lideró el ránking el año anterior, con 7,06 puntos, seguida de Madrid, que escala un puesto, del dos al tres, y Álava y Guipúzcoa, que bajan un puesto y se mantienen en el mismo, respectivamente.

Castilla y León figura por detrás de La Rioja, Canarias y Cantabria en ese octavo lugar.

El informe señala que Castilla y León pierde esa posición por la falta de reformas, cediendo el puesto a Cantabria, que sí las emprendió en 2019.

Las comunidades con peor puntuación general son, por ese orden Cataluña, Asturias, Aragón, Valencia y Extremadura, que obtienen notas bajas en casi todos los componentes del índice pero especialmente en los tres impuestos más importantes: Renta, Patrimonio y Sucesiones.

Castilla y León se mantienen el quinto lugar respecto al impuesto de la Renta, en el que figura como más competitiva fiscalmente Vizcaya; en el mismo lugar, y también sin variar, en el de Patrimonio, que en ese caso encabeza Madrid; y en el 18, el penúltimo y retrocediendo un puesto respecto a 2018 en el de sucesiones.