Un grupo de cuatro encapuchados ha asesinado en Venezuela al empresario de origen burgalés Sergio Santamaría cuando trataban de robar el vehículo en el que viajaba con su chófer, según recoge la información publicada este jueves por un periódico burgalés.

Los hechos ocurrieron el pasado viernes, 8 de febrero, cuando Sergio Santamaría, natural de la localidad burgalesa de Celadilla Sotobrín, viajaba por la carretera de Lara-Zulia, en el municipio de Simón Bolívar, y su vehículo fue interceptado por el grupo de encapuchados con la intención de robarlo.

El chófer del empresario burgalés trató de escapar de los encapuchados dando marcha atrás con el vehículo, momento en el que éstos comenzaron a disparar contra el coche hiriendo a Sergio Santamaría en la cadera y una pierna y al conductor en la cabeza.

Pese al impacto de bala, el chófer condujo hasta el hospital más cercano donde ambos ingresaron con vida y en el que se sometió al empresario de origen burgalés a una operación, puesto que el disparo le había alcanzado el estómago.

Pese a salir con vida del quirófano, Sergio Santamaría fallecía a los dos días, el pasado domingo 10 de febrero, algo que su familia achaca en parte a la falta de medicamentos que atraviesa el país sudamericado.

Sergio Santamaría, quien emigró a los 16 años de su localidad natal de Celadilla Sotobrín, tenía 79 años, estaba casado con una mujer de origen chileno y tenía tres hijos, dos de ellos residen en Venezuela y otro en Estados Unidos.

"En verano le dije unas cuantas veces que se viniera a vivir aquí, estaba muy enamorado de Celadilla, para que dejara de mirar atrás y estar preocupado por la situación que se vive en Venezuela porque allí... donde hay dinero lo buscan y tenía temor por su seguridad", afirma su hermano, quien recuerdó que hace ocho secuestraron a un sobrino, el hijo mayor de Sergio, "y le liberaron gracias a las negociación de las embajadas de Chile y Venezuela, y por eso y por la situación que atraviesa el país mi hermano tenía mucho temor, cambia de itinerarios con frecuencia y siempre tratando de esquivar porque en ese país te matan por un par de zapatillas".