La Audiencia Provincial de Valladolid confirmó la condena a un odontólogo por un delito de lesiones e imprudencia menos grave a la pena de multa, así como al pago de una indemnización de 94.884 euros a favor de la denunciante y a cargo de A.M.A., aseguradora del médico, como consecuencia del tratamiento dental realizado, que ha ocasionado a la paciente gravísimos daños.

El Juzgado de lo Penal número 2 de Valladolid ya emitió sentencia en abril pasado por la que condenaba al odontólogo por la deficiente asistencia prestada a la paciente, a quien estuvo atendiendo durante tres años, sin alcanzar ninguno de los objetivos pretendidos.

Después de esos tres años, el condenado fue incapaz de colocar una prótesis en los 11 implantes que él mismo colocó, bien por una deficiente angulación de algunos de ellos (alguno colocado incluso fuera del hueso), bien por la movilidad en otros, e incluso la pérdida de otros cinco, debido a una falta de osteintegración.

Ahora la Audiencia confirma, en sentencia firme, ese fallo, tras la tramitación de los Servicios Jurídicos de la Asociación "El Defensor del Paciente".

Doña L., de 60 años, acudió en marzo de 2009 a la consulta, en Valladolid, del hoy condenado. Consecuencia de los tratamientos realizados por el condenado, la paciente sufrió la pérdida de la totalidad de sus dientes naturales, lo que le ha provocado una modificación de su estética facial, con un envejecimiento prematuro.

Los implantes colocados por el condenado han resultado ser inviables para la colocación de una prótesis fija en los términos en que había sido proyectado, como consecuencia de una defectuosa angulación de éstos.

Además, como consecuencia, la paciente sufre una pérdida de masa ósea, que ha sido la causa de la pérdida de algunos implantes por falta de osteointegración, así como la movilidad de otros de ellos.

Presenta importantes dificultades para la masticación y articulación de palabras, así como una periimplantitis por la que todavía hoy sigue bajo tratamiento, sin que tampoco pueda aventurarse si finalmente podrá someterse a un nuevo tratamiento que solucione la situación de su boca, lo que abocó a Doña L. a una situación de depresión profunda, con necesidad de tratamiento y psicoterapia.