Montero, muy querido y conocido en Pino del Río, recuerda que su idea inicial se ceñía a la escultura de su mujer, en la propia parcela familiar donde se sitúa el obelisco. A partir de ahí, tras hablar y asesorarse con arquitectos especializados, fue dando pasos cortos. Le convencieron porque vieron en su iniciativa un acto "humanitario, aunque también colosal". Además de 45 metros hacia arriba, también cuenta con otros diez hacia abajo para asegurar los cimientos, todo acomodado en hormigón. Y dos años más tarde, el 29 de junio de 1996, hasta el gobernador civil de Palencia, Luis Vicente Moro, asistió a la inauguración de este homenaje, que Eutimio no se cansa de repetir, que es para su mujer, "la protagonista".