Las organizaciones no gubernamentales Cruz Roja y Cáritas de Castilla y León han empezado a recibir desde hace unos días las peticiones de las personas más vulnerables de la comunidad para hacer frente al pago de los recibos de luz, gas y gasóleo con el fin de poder hacer funcionar sin restricciones no deseadas los distintos tipos de calefacción. El goteo, como ocurrió en los cuatro primeros y fríos meses del año, no cesa y ambas calculan que atenderán conjuntamente a unas 4.900 familias que suman entre sus miembros a cerca de 18.200 beneficiarios.

Desde Cáritas se indicó que con la llegada de las bajas temperaturas -por lo visto ya y con los datos definitivos pendientes de cerrarse a falta de dos meses para concluir el año- las cifras aproximadas se van a acercar a las registradas en 2017, donde se llegó a 3.500 familias beneficiarias, que representan a unas 14.000 personas, con una inversión de 600.000 euros. En el caso de Cruz Roja, los núcleos familiares atendidos fueron 1.401 y se llegó a 4.200 beneficiarios con una aportación económica de 104.380 euros. En lo que va de año, a través de las aplicaciones que posee la ONG y que se actualizan periódicamente, las ayudas para el pago de suministros energéticos se han entregado ya a 1.124 familias con un gasto 91.936 euros.

El presidente autonómico de Cáritas, Antonio Jesús Martín de Lera, señaló que las ayudas prestadas al final de 2018 no van disminuir y, aunque pudiera llegar a bajar un poco el número de familias demandantes, no más allá de un uno por ciento según puso se manifiesto, "la cronicidad de la pobreza energética es evidente y se palpa cada vez más".

Así, reflejó que numerosas familias en riesgo de exclusión social están demandando más ayudas por que no pueden llegar a cubrir los gastos a final de mes con los ingresos que tienen y puede que se tengan que aumentar los recursos destinados a ellas.

"Hay mucha gente que antes solicitaba ayuda económica dos veces al año y ahora te la piden cuatro, ya que estaban con una prestación o un desempleo y actualmente todo lo más que pueden percibir es una renta garantizada de ciudadanía. O sea, que cambian las situaciones pero se cronifican las familias que están en esta situación de pobreza", recalcó.

Como ejemplo, señaló que están aumentando las situaciones particulares que llaman especialmente la atención, ya que a veces aparece en la sede de Cáritas una familia sobre la que inicialmente que podría decirse que tienen una vida normalizada y nadie distinguiría que pasan por un momento económico precario. "En un caso hubo una petición de demanda de ropas de abrigo de una familia de ese tipo por que nos decían que no iban a poner la calefacción el tiempo necesario para calentarse los progenitores y los niños. Tenían gas ciudad en la casa de alquiler que ocupaban, habían hecho sus cálculos y no iban a poder pagar el recibo energético", enfatizó.