Tras más de 20 años como docente, Marino Arranz es desde 2011 presidente del Consejo Escolar de Castilla y León, cuando fue propuesto por el consejero Juan José Mateos. Está al frente de un órgano, compuesto por 60 consejeros, para la participación de los sectores sociales afectados en la programación general de la enseñanza y de consulta y asesoramiento en niveles no universitarios.

-¿Considera que las familias se implican lo suficiente con la educación de sus hijos?

-Siempre he pedido que los padres y madres vayan a los centros para implicarse y no buscar grietas o entrar en peleas. Uno de los factores que permite que el alumnado de Castilla y León obtenga buenos resultados es la implicación parental, más allá de la participación orgánica.

-¿Por qué decidió el Consejo Escolar elaborar un documento sobre los deberes?

-Teníamos que dar respuesta a un debate social que estaba en pleno apogeo, con posturas a favor y en contra de los deberes y en qué medida. Nuestra conclusión fue que eran tan importantes los tiempos de estudio como los descansos, ya que ambos son favorecedores del verdadero aprendizaje. Planteamos que hubiera un acuerdo en los centros, las familias, el equipo directivo y los profesores a principio de curso. También recomendamos que el profesorado fuera consciente de no cargar en exceso con deberes y trabajos fuera del aula de un día para otro, en una semana o el fin de semana. El Consejo Escolar planteaba programar estas tareas a lo largo de un mes o un trimestre así como evitar los deberes repetitivos y que los padres ayudaran a sus hijos.

-¿Ha habido un cumplimiento con la guía que elaboró la consejería?

-La aplicación de las guías corre a cargo de los centros, con la colaboración de los padres. Las quejas de las familias han disminuido sensiblemente, con lo que ha habido una concienciación de trabajar conjuntamente. La consejería hizo un seguimiento y concluyó que muchos centros tomaron en consideración la guía de deberes, aplicando las grandes líneas en función de sus características.

-¿Considera que se está perdiendo la cultura del esfuerzo del alumnado?

-Es un tema recurrente porque hay peticiones de que las normas que salen de la consejería valoren el esfuerzo. Hemos elaborado algunos dictámenes en los que padres y profesores proponen que se valore el esfuerzo, tanto en las tareas realizadas en el aula como en las externas.

-¿Qué valoración hace el Consejo Escolar sobre el uso de las nuevas tecnologías en el aula?

-El uso de las TIC como las tabletas supone un cambio sustancial para la labor docente. No se puede enseñar como hace 30 años cuando un niño está más pendiente de los temas tecnológicos que del libro en papel o la explicación del profesor. Hay que formar al profesorado en este ámbito para favorecer el aprendizaje del alumno.

-¿Son partidarios de legislar por el uso del teléfono móvil en las aulas?

-Sería muy buena idea la utilización del móvil en el aula siempre que sea por motivos y objetos escolares como resolver una ecuación. Hay que tener cuidado que eso no derive en una distracción absoluta del alumno.

-¿Está el sistema preparado para afrontar con garantías la educación bilingüe?

-El profesorado se está preparando porque es consciente de que el futuro del bilingüismo está, ya, a la vuelta de la esquina y de su importancia. La consejería oferta acciones formativas para los docentes. Es fundamental que estén preparados para el desarrollo de las áreas bilingües porque es clave que el alumnado salga, al final de Bachillerato, con un nivel importante de otro idioma.

-¿Es positivo mantener escuelas con tres alumnos en el medio rural?

-Hay opiniones diversas en el Consejo Escolar. Mi opinión es que la comunidad se enfrenta a un problema de despoblación en las zonas rurales, por lo que hay que favorecer cualquier acción que contribuya a mantener gente en los pueblos. Otra cuestión es su efectividad de cara al siglo XXI, donde priman tanto las redes sociales o las TIC.