El consejero de Educación de la Junta, Fernando Rey, definió ayer el autogobierno de Castilla y León como una "revolución" de unidad e integración no nacionalista en un modelo que busca soluciones comunes a los problemas junto a otras comunidades autónomas y recalcó que ese modelo tiene que aparecer en el ámbito nacional.

Durante dos días, diez expertos han analizado y reflexionado en las jornadas organizadas por las Cortes y la Junta en el marco del 35 años del Estatuto de Autonomía, celebradas en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, en las que han elogiado que Castilla y León ejerza su autogobierno dirigido a la mejor prestación de los servicios y "sin estridencias" ante otro modelo centrado en la identidad.

"Se cabalga a lomos de lo identitario, pero hay que valorar que el Estado de las Autonomías es una fórmula que funciona muy bien", sostuvo Fernando Rey, convencido de que el autonomismo útil, eje del curso, coloca en el centro a los ciudadanos en contraposición del que se basa en la identidad, que coloca por encima un grupo o un bloque de nación.

Rey manifestó que es "imposible" no seguir con "preocupación" que exista un modelo de relación bilateral entre el Estado y una comunidad, en referencia a la catalana, y ante un diálogo de "tú a tú" contrapuso la "integración y solidaridad", que explicó, ha sido el objetivo del curso impartido. "El presidente del Gobierno ha ensayado una distensión, una forma más amable", que dice ver bien, aunque el consejhero cuestionó su resultado. "Ojalá hubiera integración, pero dos no se integran, si uno no quiere", aseveró en relación a algunas de las carencias observadas por algunos de los ponentes participantes en las mesas de debate en el Estado de las Autonomías.

Por último, el consejero defendió que Castilla y León tiene una presencia nacional al ser una de las comunidades que ha promovido una alianza autonómica de lucha contra la despoblación para buscar soluciones comunes a este problema y para que esté en la agenda nacional y europea.

Después de casi 40 años de la puesta en marcha de un modelo autonómico, todos los ponentes valoraron que ha sido un éxito aunque reconocieron algunas carencias, entre ellas que la integración de los nacionalismos periféricos.