Quejas e inquietud. Así recibieron ayer las autonomías -incluidas las gobernadas por el PSOE- la confirmación de que el nuevo Gobierno renuncia a abordar la reforma de la financiación autonómica esta legislatura. Pedro Sánchez lo avanzó el martes en el Senado y ayer, en el Congreso de los Diputados, lo repitió. Y la primera en responder fue la Junta de Andalucía, en manos de Susana Díaz, la antigua rival de Sánchez por el control del PSOE. Díaz no se anduvo por las ramas: en la próxima reunión con el presidente defenderá el "mandato" del Parlamento autonómico que reclama para la comunidad 4.000 millones más por su infrafinanciación.El presidente valenciano, el también socialista Ximo Puig, no desdeñó el deseo de Sánchez de introducir mejoras a corto plazo, pero, con todo y con eso, urge cambiar el modelo "lo más rápidamente posible" porque es "injusto". Tampoco la balear Francina Armengol, piensa renunciar a negociar "rápidamente" un nuevo sistema. Y en Castilla-La Mancha, el consejero de Administraciones Públicas, Juan Alfonso Ruiz Molina, insistió en la urgencia de modificarlo: "Corre mucha prisa".