El Boletín Oficial de Castilla y León publica hoy la declaración de “excepcional” de la campaña agrícola 2016-2017 debido a los efectos climatológicos adversos aprobada el pasado jueves en el Consejo de Gobierno de la Junta, y en la que se establecen una serie de ayudas y medidas para facilitar la liquidez de las explotaciones agrarias y garantizar la cosecha del próximo año.

Según se argumenta desde la Consejería de Agricultura, la actual campaña agrícola se está caracterizando por una escasez de precipitación y de las reservas de agua a la que se han sumado en el primer semestre de este año unas temperaturas medias y extremas más elevadas de lo que correspondía para esos meses.

La precipitación acumulada en los últimos seis meses del pasado año fue del 55 por ciento de la media de la serie histórica de los últimos cincuenta años.

En la propia campaña agrícola, la escasez de precipitaciones se centró en el mes de diciembre de 2016 y en los meses de enero, marzo y abril de 2017, en los que la precipitación acumulada fue un 65 por ciento inferior a la media de los últimos treinta años. Estos hechos han provocado una situación de sequía prolongada que está afectando directamente a los cultivos de secano, al pasto y también afectará a los cultivos de regadío ya que la capacidad de agua embalsada representa escasamente un 34 por ciento de la capacidad de regulación de la cuenca hidrográfica más importante de Castilla y León, la del Duero.

A la sequía prolongada hay que añadir la extrema helada acaecida en la última semana de abril, que provocó de una manera generalizada más daño a los cultivos herbáceos y leñosos y daños muy específicos a las plantaciones de viñedo de diferentes zonas vitícolas de la Comunidad. También en frutales el daño de helada ha sido de especial magnitud en la comarca de El Bierzo, con pérdidas en más del 80 por ciento de la producción en frutales de pepita y hueso.