El Indicador Ceprede de Competitividad Regional (ISCRE) refleja que la economía de Castilla y León diverge respecto a la española, con un índice en 2017 del 93,4 por ciento de la media nacional (100), cuando en 2016 se situó en 93,8 por ciento.

Castilla y León se sitúa en el noveno puesto del ranking autonómico de competitividad económica, por detrás de País Vasco (134,8 por ciento); Navarra (123,3 por ciento); Madrid (122,4 por ciento); Cataluña (111,8 por ciento); Aragón (103,6 por ciento); Galicia (98,8 por ciento); La Rioja (95,8 por ciento); y Valencia (94,7 por ciento). Por debajo de Castilla y León se situaron Asturias (91,4 por ciento); Cantabria (88,2 por ciento); Murcia (86 por ciento); Castilla-La Mancha (81,8 por ciento); Andalucía (81 por ciento); Canarias (74 por ciento); Extremadura (71,4 por ciento); y Baleares (69,6 por ciento).

El indicador Ceprede está integrado por cinco categoría y Castilla y León sólo supera la media de España en competitividad laboral (coste laboral, tasa de ocupación y cualificación), con un 102,5 por ciento. La categoría en la que Castilla y León sale peor parada es la de convergencia en desarrollo empresarial (que se determina analizando empresas sobre ocupados, gasto empresarial en innovación sobre PIB y en I+D y trabajadores en I+D sobre el total), con un índice del 82,2 por ciento.

Tampoco presenta un buen resultado en el indicador de innovación (patentes sobre ocupados, gasto en I+D sobre PIB, intercambios comerciales TIC y empresas innovadoras sobre el total), donde se queda en el 84,6 por ciento.

La comunidad si se acerca a la media en la categoría del indicador macroeconómico (PIB per capita, productividad y apertura al exterior), con un 99,8 por ciento; así como en infraestructuras (carreteras sobre superficie, acceso a Internet, hogares con PC y población con estudios superiores), con un 97,9 por ciento.