El uso generalizado de tractores en el campo supuso un cambio radical de la agricultura en la segunda mitad del pasado siglo y acabó con el arado romano, la principal revolución del sector desde que en el Neolítico el hombre fuera capaz de domesticar las plantas. En pocos años, los campesinos pasaron de manejar animales y todo lo relacionado con su alimentación, sanidad, aparejos, herrajes..., a familiarizarse con el uso de combustibles, filtros, rodamientos, engranajes...

Ya nadie discute el papel primordial de la mecanización en la agricultura, pero la tecnología sigue avanzando y dando lugar a nuevas oportunidades. La actual revolución tecnológica provocada por las llamadas Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) está transformado la sociedad con nuevas formas de relación y con una imparable carrera por la innovación que también afecta de lleno a la agricultura.

Uno de estos imparables avances es la llamada agricultura de precisión, que además de acabar con los concursos de arada, ya que el laboreo deja de ser una cuestión de destreza y de depender de la buena mano del campesino, para quedar supeditado a la exactitud del equipo de navegación, permite mejorar el rendimientos de las explotaciones y reducir los costes de producción.

Pero si importante es mejorar la competitividad, Óscar Clavel, uno de los pioneros en Castilla y León en sumarse de lleno a la agricultura de precisión, tiene claro que la principal ventaja de incorporar navegadores a los tractores "es la tranquilidad que te produce saber que estás haciendo las cosas de forma perfecta". "No hay margen para el error", sentencia.

Este joven de Gomezserracín (Segovia), socio de Hortalizas Clavel, empresa especializada en el cultivo del puerro, al que dedica más de un centenar de hectáreas repartidas entre fincas de Segovia, Valladolid, Toledo y Aveiro (Portugal), explica que si la incorporación del GPS ha sido un gran avance, para sus explotaciones ha resultado fundamental la red GNSS puesta en marcha por la Consejería de Agricultura y Ganadería de la Junta, y que reduce el margen de error de la navegación por satélite por debajo de un centímetro.

"Yo ahora puedo conocer el número exacto de surcos que tengo en cualquiera de mis parcelas y aunque gracias al autoguiado también he logrado reducir el consumo de gasóleo y otros gastos al evitar cualquier solape a la hora de abonar o en cualquier tratamiento con fitosanitarios, lo mejor de todo es poder trabajar con descanso", insiste Óscar.

Estos sistemas, que actúan directamente sobre la dirección -hidráulicos- o bien sobre el volante -eléctricos- permiten que el tractorista no tenga que preocuparse de conducir la máquina, simplemente en la pantalla del navegador debe configurar el patrón de la arada que quiere hacer y dedicarse a supervisar que la labor se realiza adecuadamente.

Otra de las ventajas de estos automatismos es que permiten trabajar de noche o en condiciones de reducida visibilidad sin ningún problema y que también se pueden convierten en detallados cuadernos de campo. En este sentido, Óscar asegura que el conoce al detalle todas las labores realizadas en su parcelas, los kilos de abono esparcidos, la cantidad de herbicida aplicada, el riego empleado...

Pero la "agricultura de precisión" abarca una gran cantidad de operaciones dentro del trabajo en el campo orientadas a lograr más productividad con menos recursos y a facilitar el trabajo del agricultor que van más allá de la propia conducción automática de los tractores. El propio Óscar Clavel ya dispone de máquinas abonadoras y pulverizadoras para fitosanitarios conectadas también al sistema de navegación y que, mediante un sistema de sensores, evita cualquier solape.

Estaciones

La red GNSS, la clave que permite esta tecnología, está compuesta por medio centenar estaciones de seguimiento, colocadas a unos 60 kilómetros unas de otras y conectadas a unos servidores centrales en Valladolid que operan las 24 horas del día. Estos servidores calculan cada segundo correcciones a los datos procedentes de los satélites en cada zona de Castilla y León y las envían a los usuarios a través de Internet.

La necesidad de contar con un mecanismo rápido, preciso y más económico que la fotografía aérea para confeccionar ortofotografías que sirvieran de base para la elaboración de concentraciones y después para poner en marcha el Sistema de Información Geográfica de Parcelas Agrícolas (Sigpac), fue el origen en 2008 de la red GNSS, según explica el subdirector de Infraestructuras Agrarias del Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León, Rafael Sáez, que también reconoce que debido al mínimo margen de error también ha sido muy utilizada por los topógrafos en obras de carreteras y AVE.

Desde hace cuatro años, la utilización de esta red ha ido ganando adeptos entre los agricultores de la Comunidad debido a la popularización de los sistemas de autoguiado en los tractores, una tecnología con una fiabilidad más que contrastada y cuyo costes se viene reduciendo cada año. Gracias a esta red de la Junta, de uso gratuito, los agricultores únicamente deben disponer de un sistema GPS en su tractor y un modem (vale un simple teléfono móvil) para acceder a Internet a través de las redes de telefonía móvil y recibir las correcciones. El único coste asociado es la tarifa de datos que debe contratar el usuario, que en cualquier caso será muy reducido puesto que el flujo de datos de correcciones es inferior a 1 Mb por hora de conexión.

Rafael Sáez asegura que en los últimos tres años el número de usuarios agrícolas se ha multiplicado, llegando a tener en un mismo día a casi medio millar conectados. El pasado año, el número de horas totales empleadas en agricultura de precisión se incrementó en un 24 por ciento respecto al año anterior, con un total de 223.909. En cuanto al número de usuarios, la subida fue del 34 por ciento, ya que se pasó de 2.149 a finales de 2015 a 2.895 el pasado año.

La mayor parte de las conexiones se registran en la primavera, durante las labores de sementera en regadío y, en menor medida, en noviembre, durante la siembra de los cereales de secano.

Galileo

En el Itacyl tiene claro que el número de usuarios de la red GNSS continuará creciendo exponencialmente en los próximos años, motivo por el que ya lleva tiempo trabajando en la mejora de su funcionamiento. Así, este mismo mes de febrero el Consejo de Gobierno de la Junta dio luz verde a una partida de 242.000 euros para la contratación del suministro de 20 nuevos receptores, que además de conectarse a la red de satélites GPS y a su homóloga rusa Glonass, también permitirá trabajar con sistema Galileo, desarrollado por la Agencia Espacial Europea y que está previsto que vaya ganando en operatividad en los próximos años.

"El objetivo es mejorar la calidad y, al mismo tiempo, la fiabilidad, del sistema", apunta Rafael Sáez, que también tiene claro que a pesar del imparable avance de los automatismos, "la mano del hombre, tanto la de los técnicos agronómicos, como la del propio agricultor, hoy por hoy, son insustituibles en el campo".