La economía de Castilla y León experimentará un crecimiento en 2017 del 1,8 por ciento, el más bajo de España, tras cerrar este año con un avance del 2,5 por ciento, frente al 2,9 de 2015. Además, la tasa de paro se situará al término de 2016 en el 16,6 por ciento y el próximo ejercicio en el 15,5 por ciento, según recogen las previsiones para las comunidades autónomas que presentó ayer la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas).

Asimismo, el director general de Funcas, Carlos Ocaña, y el director de Coyuntura y Estadística, Raymond Torres, explicaron este martes en Zaragoza que las comunidades menos dinámicas serán Asturias, Cantabria, Castilla y León y Extremadura. Por su ubicación, indicaron, «relativamente rurales o con tejido empresarial especialmente castigado por la crisis», no consiguen aprovechar el auge exportador y tienden a perder población.

De hecho, la economía castellana y leonesa perderá impulso este año, con un crecimiento del 2,5 por ciento, inferior en cuatro décimas al registrado en 2015. El sector de mayor impulso será la industrial, aunque todos ralentizarán su ritmo, especialmente la construcción. Por el contrario, Baleares, Castilla-La Mancha, Cataluña, Comunidad Valenciana, Galicia, Madrid y País Vasco crecerán por encima de la media del 3,1 por ciento este año, seguidas de regiones como Aragón o Navarra.

Por ello, Castilla y León no formará parte del grupo de autonomías que experimentarán un mayor crecimiento, que estará formado por Baleares, Castilla-La Mancha, Cataluña, Comunidad Valenciana, Galicia, Madrid y País Vasco. No obstante, el Producto Interior Bruto (PIB) per cápita de la Comunidad crecerá en 2016 y 2017 por encima de la media debido a la «fuerte caída» demográfica de 2016 y 2017, y se situará en 2017 en el 95,1 por ciento de la media estatal, aproximándose a la misma.

En ese sentido, Funcas entiende que las desigualdades territoriales se mantendrán en 2016 y 2017. Es decir, sostiene que la distancia respecto a la media entre las comunidades más ricas y las más pobres apenas variará pese a la actual recuperación y después de que durante la fase expansiva (2000-2007) las más desfavorecidas crecieran por encima de la media nacional y durante la recesión (2008-2013) el proceso de convergencia se revirtiera.

También, el estudio prevé que en estos dos años una desaceleración para el conjunto del país, que añadió ya se refleja en algunos indicadores de demanda, producción y empleo.

Las comunidades del arco mediterráneo resultan especialmente beneficiadas por el turismo y otras por la diversificación de su estructura productiva (eje del Ebro, Madrid y zonas próximas a la capital, así como áreas urbanas de Galicia).