Como si de una novela de Agatha Christie o una carta del Cluedo se tratase, los participantes de los juegos de escape y rol en vivo deben adentrarse en la historia y resolver los enigmas en una hora. Sólo hace falta un grupo de dos a seis personas, una sala, una misión y muchas ganas de conseguir el reto para salir de la habitación en menos de 60 minutos. Así es la nueva alternativa de ocio que está conquistando al público, las Escape Room.

Los jugadores rebuscan en una sala para resolver el enigma planteado. /Ical

Nacieron en 2006 en Silicon Valley, cuando un grupo de informáticos creó un juego en equipo en el que se tenía que resolver un enigma en un tiempo limitado. El formato se ha extendido por Europa, pero empezó en Budapest, donde ya hay más de 120 salas.

En España, Barcelona fue la precursora de esta iniciativa y ciudades como Madrid, Valencia, Valladolid y Burgos, entre otras, cuentan con multitud de salas. Desde finales del año pasado, Salamanca se suma a esta misión y ya son cuatro las empresas que han apostado por las Escape Room.

Así es la nueva oferta de ocio que "fomenta el trabajo en equipo y agudiza el ingenio y la comunicación con pensamiento lateral y divergente", como lo define Jesús Nieto, uno de los promotores de esta iniciativa en Salamanca. Un juego en el que "todo cobra sentido y al final acaba enganchando", tal y como coinciden las cuatro empresas que han apostado por las Escape Room en la capital salmantina. Se trata de una actividad para todos los públicos, desde familias, hasta amigos o grupos de empresa y además es económica, ya que ronda entre los 40 y 50 euros por grupo.

Una de las salas habilitadas para jugar a las Escape Room. /Ical

La primera empresa en lanzarse a la aventura en Salamanca fue Trilobite Divergente, que arrancaba con su proyecto en noviembre de 2015. A punto de cumplir su primer año de andadura, Jesus Nieto, su propietario e ingenioso creador, hace un balance muy positivo de esta actividad. "No sólo por el enfoque empresarial del proyecto, sino por la recompensa del público, el feedback que se recibe es muy gratificante". Se consiga o no salir a tiempo de la sala, el público acaba muy satisfecho y con ganas de más. Su juego ambientado en la Guerra Fría no ha dejado a nadie indiferente. De hecho, acaba de abrir una nueva sala cuyo escenario es la Cárcel y donde pueden competir hasta catorce personas.

Un par de semanas más tarde, el 1 de diciembre de 2015 abría sus puertas en la capital charra The Key, después de que la idea de dos primos salmantinos se hiciera realidad. Beatriz Martín y Mario Gallego habían probado esta experiencia en otras ciudades como Barcelona y pensaron que "era necesario traer estas propuestas a Salamanca".

Un jugador en busca de pistas. /Ical

Aseguran que "la gente tiene ganas de divertirse de otra manera, buscan experiencias nuevas, no sólo salir de fiesta y esto además es barato". Su propuesta de Boom Room mete a los participantes en la piel de la policía para lograr que un terrorista no atente en Salamanca. Los participantes disponen de todo el material y pistas necesarias para tratar de resolverlo. Beatriz cuenta que "no es un juego lineal y lo ideal es que cada jugador aporte su ingenio, habilidades y entre todos consigan salir de la habitación sin el uso de la fuerza".

Por su parte, Escape College fue la siguiente en sumarse al reto a finales de febrero de este año. Roberto Barroso se aventuró en este proyecto con la apertura de dos salas ambientadas en el Vaticano y la Guerra Fría. Participó en distintos Escape Room de otros países como Budapest o Atenas y cree que "hay que incluir al público en la historia, hacer que participe y se sienta parte de ella y la escenografía es muy importante".

Asegura que alrededor del 80 por ciento de los participantes logra resolver el reto que él propone en el tiempo fijado, "aunque no siempre se consigue completar la misión, los jugadores siempre quieren más". Barroso asegura que "los participantes deben aprender a utilizar sus habilidades y poner en marcha estrategias de ingenio y observación, pero sobre todo deben disfrutar de la experiencia".

Casi en pleno centro de la ciudad se encuentra Enigmaster, la cuarta empresa que implantó su idea en con el Robo de Kaleum. Cristina Organista y Manuel Curto apostaron con mucha ilusión por esta experiencia y aunque "los comienzos son duros, porque hace falta probar el juego muchas veces con gente diferente para conseguir que todos los códigos y pistas sean válidos, que las asociaciones de objetos sean las correctas y que todo funcione a la perfección", al final merecen la pena las horas de preparación y de echarle imaginación.

"Es un riesgo que hay que asumir para conseguir que no sea un juego lineal y guste", explica Curto. Y así es, muchos grupos quieren repetir esta experiencia, por lo que esta pareja ya ha creado una versión-pro con un nivel experto que complica un poco más la salida para los más atrevidos.

La prueba de que el esfuerzo vale la pena y a la gente le gusta, es que "hasta grupos de madres y padres de colegios han probado el juego", como comenta Cristina Organista. Y es que detrás de las cámaras "también se aprende mucho, se ve cómo se comportan los jugadores y el papel que adoptan en el equipo, es muy interesante observar cada detalle".

Las cuatro empresas son conscientes de que hace falta dar a conocer esta alternativa de ocio, no sólo a los estudiantes de Salamanca, que se convierten en un púbico fuerte, sino a todos aquellos que quieran pasar un rato divertido de una manera sana. Entre ellos existe buena relación, porque "son propuestas diferentes y complementarias. Lo bueno es que la gente pueda recorrer todas las Escape Room de Salamanca y se lo pase bien, porque la experiencia es lo que queda al final" explica la responsable de The Key.