La Cueva de Valporquero es una de las joyas del patrimonio natural de la provincia de León y alcanza su cincuentenario convertida en un foco turístico de primer nivel gracias al esfuerzo de unos pioneros que medio siglo después de sus hazañas recibieron ayer un merecido homenaje.

Los actos de celebración se completaron con un emotivo recuerdo al que fuera alcalde de Vegacervera y diputado provincial, Luis Rodríguez Aller, fallecido a principios de año y firme defensor de la Cueva, y con la apertura en el entorno del recinto de la exposición Valporquero Espacio de Arte, con la obra de 30 artistas que aportan su visión sobre las instalaciones.

Fueron un total de nueve los exploradores reconocidos con una distinción por parte del presidente de la Diputación de León, Juan Martínez Majo, que reconoció "el arrojo y la tenacidad" de una serie de personas que en 1961 atravesaron la montaña, explorando el interior de la cueva hasta conseguir salir a las Hoces de Vegacervera: Miguel Ángel y Teófilo Alonso, Benigno Antonio Ponga, Ignacio Medarde, Bernardino Lozano, Onésimo González y Ángel Rodríguez.

También se rindió homenaje a los dos descubridores de la Sima de las Perlas, Santiago Portas y Carlos Ruiz. "Con escasos medios, muchas ganas y más ilusión", subrayó el presidente provincial, los espeleólogos dieron los primeros pasos dentro de una cueva que los primeros visitantes pisaron tal día como ayer hace 50 años.

Onésimo González tiene ahora 75 años. Su nombre está ligado a la Cueva de Valporquero desde que él, junto a sus compañeros del Grupo Peñalba de espeleología, realizaron un 21 de agosto de 1961 la primera travesía de la gruta desde Valporquero hasta Torío, saliendo por la zona conocida como La Covona. "Descubrimos un pasadizo a través de un sifón de secado que no se conocía, que ahora se conoce como el Tubo del Viento, y eso fue lo que nos permitió salir", explicó González.

Cuando han pasado ya 55 años desde la proeza, González recordó que "la fecha de la travesía de la Cueva supuso un lanzamiento de la juventud hacia la espeleología y provocó el surgimiento de muchos grupos". "Valporquero fue siempre la obsesión del Grupo Peñalba", remarcó el homenajeado, que recordó los "difíciles desplazamientos desde la estación de tren de Matallana que sólo nos dejaban dos horas para explorar".