El universo de los videojuegos ha contagiado su oscuridad a los creadores que lo han puesto en marcha en Castilla y León. La falta de difusión de la profesión y la ausencia de ayudas por parte de las administraciones han contribuido a fomentar la imagen de los típicos jugadores que solo salen de casa para reponer su arsenal. La amplia mayoría de los ciudadanos no sabe que detrás de una pantalla hay un trabajo mucho más real que el mundo que contemplan a través del cristal.

"Hay que saber que es una profesión de verdad", afirma el administrador de Ratalaika Games, Adrián Vega. Este joven responsable de la empresa de Villaquilambre (León) manifestó su descontento por la falta de ferias y escuelas en la materia en la Comunidad. Madrid y Barcelona ya ofrecen titulaciones para aprender a crear videojuegos. Sin embargo, su impacto no ha llegado a Castilla y León, donde la vocación es el único factor que anima a la gente a entrar en el sector, quizá porque "la industria está estigmatizada", en palabras de Vega.

En esa línea se mueve la opinión del director de operaciones de Big Bang Box, Fernando Alcaraz. No obstante, para el socio de la entidad salmantina, el problema va mucho más allá de los estereotipos. "No hay una industria de videojuegos en Castilla y León", sentenció Alcaraz, quien explicó que reclutar gente para trabajar en un videojuego se convierte en una tarea complicada cuando el sector se encuentra "a medio camino" entre la industria y la cultura. Las administraciones incluyen al videojuego en este último grupo, mientras que el socio de Big Bang Box se ve más en el sector industrial, de manera que surge un "agujero" que impide el reconocimiento de la profesión y, por tanto, la posibilidad de pedir ayudas. Esta ausencia de ayudas de las que hablan los promotores se extiende también a aquellas empresas que pretenden promocionar ciertas marcas a través de los videojuegos.

En un ámbito donde mucha gente trabaja en "tierra de nadie", resulta complicado "hacerse un hueco". Así lo señala el diseñador de Carbonbyte Studios (Salamanca), Jorge Hernández, quien advierte de la carencia de una verdadera industria en la Comunidad. Para el socio de esta empresa creadora de videojuegos publicitarios, que ha "desistido" en su búsqueda de apoyos, el problema más importante no está en conseguir la calidad en el producto, sino en "llegar a la gente".

Asociación de videojuegos

La falta de reconocimiento por parte de las administraciones se ve agravada por que ni las propias empresas de la Comunidad se conocen entre sí. El director de operaciones de Big Bang Box subraya que, para hacer frente al desconocimiento, él y los demás socios mantuvieron conversaciones con la Consejería de Cultura para crear una asociación de videojuegos. La falta de tiempo para seguir con el proceso oportuno se convirtió en una barrera imposible de superar.