La comunidad mira por el retrovisor a la crisis económica, en un año 2015 que cierra con un crecimiento en torno al tres por ciento y mantendrá su dinamismo en el ejercicio que arrancó ayer, aunque moderará su comportamiento al alza, según los principales institutos de predicción económica, que sitúan el avance del PIB entre el 2,2 y el 2,9 por ciento en 2016.

La Junta de Castilla y León vaticina un crecimiento en 2015 del 2,9 por ciento; mientras que en 2016 se situará en el 2,7 por ciento, según el proyecto de presupuestos para el año que viene, frente a subidas para España del 3,3 y tres por ciento, respectivamente. Por su parte, la red Hispalink augura un dinamismo del 2,9 por ciento para la comunidad en 2015, que se reducirá hasta el 2,2 por ciento en 2016, mientras que la media nacional se situará en el 3,2 y 2,5 por ciento, en cada caso.

El Centro de Predicción Económica (Ceprede) otorga un aumento del PIB para la comunidad en 2015 del 3,2 por ciento, por encima de la media del tres por ciento para el conjunto de las autonomías; y para 2016, entiende que Castilla y León crecerá un 2,9 por ciento, también mejorando el 2,4 por ciento de España. Mientras, BBVA es de la opinión de que Castilla y León crecerá un 2,7 por ciento y España, un 3,2 por ciento; mientras que en 2016, la autonomía avanzará un 2,8 por ciento, una décima más que la media.

En el caso de Funcas, las estimaciones para Castilla y León sitúan el crecimiento en el 3,2 por ciento, en la media nacional; y en 2016, en el 2,8 por ciento, también como España. Por último, Banco Ceiss prevé crecimientos del tres y el 2,9 por ciento para la economía regional en 2015 y 2016, respectivamente.

El principal problema de la autonomía sigue siendo, a juicio del profesor de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad de León, José Luis Placer, el problema demográfico, que se ha convertido en estructural y que no solo perjudica la situación actual sino que constituye un importante "hándicap" para el futuro inmediato, y que por supuesto no se resuelve elevándolo a los ámbitos nacional o europeo.

Desde 2009, Castilla y León ha perdido 83.273 habitantes, la población mayor de 65 años se ha incrementado en más de 25.000 personas (pasando de suponer el 22 por ciento de la población total en 2009 al 24 por ciento en la actualidad) y la menor de 30 años se ha reducido en 93.500 personas. "Por lo tanto, no solo perdemos población sino que perdemos la población joven, precisamente la que económicamente es más importante para el futuro".