La venta de tabaco en los estancos y los bares de la Comunidad se ha reducido drásticamente desde la entrada en vigor de la Ley Antitabaco en 2011. Si hace cinco años se despacharon en Castilla y León 192,7 millones de cajetillas, el año pasado se vendieron 126,5 millones, un 34,3 por ciento menos.

Además del endurecimiento de la ley y de la prohibición de fumar en los bares y en espacios públicos, detrás de esta caída también se encuentran las sucesivas subidas de impuestos. Así, una cajetilla de Marlboro, la marca que más se fuma en España y que el pasado año alcanzó una cuota de mercado del 14,1 por ciento, en el año 2008 costaba tres euros, mientras que su precio ahora es de 4,95 (+65 por ciento).

Este incremento de los impuestos, unido a la pérdida de poder adquisitivo que ha generado la crisis, también ha provocado un cambio en el hábito de los fumadores al buscar alternativas más baratas. Así entre 2010 y 2014 el consumo de tabaco de liar se incrementó en Castilla y León casi un 60 por ciento, hasta los 282.000 kilos, mientras que venta de puros subió un 43,9 por ciento (176,4 millones de unidades). Además, el tabaco de pipa alcanzó los 32.682 kilos, casi el triple de la cantidad de 2010.

Otro de los cambios de estos últimos años ha sido la aparición de marcas de bajo coste, que ya suponen más del 11 por ciento del mercado y entre las que destaca West Brooklyn, de Altadis, que el pasado año alcanzó una cuota del 2,2 por ciento.

La guerra abierta al tabaco también se ha traducido en un descenso de los fumadores. Según la Encuesta Nacional de Salud, en el año 2003 había casi 527.000 castellanos y leoneses que confesaban ser fumadores diarios, cifra que en 2012 bajó a 489.500, lo que supone un 7 por ciento menos. Esta caída fue similar a la registrada en el conjunto de España, donde de 9,9 millones de fumadores diarios se pasó a 9,2 (-6,8 por ciento).

Pero aunque la ley antitabaco aceleró la caída de ventas, la lucha de las autoridades sanitarias contra el tabaco ya venía dando sus frutos y desde hace años se registraba una tendencia bajista en el consumo. Así, mientras en el año 1991 en Castilla y León se vendieron más 268 millones de cajetillas, diez años más tarde esta cifra cayó hasta los 247 millones. Después, entre 2005 y 2008 la media de ventas osciló alrededor de los 225 millones, y fue a partir de 2009 cuando el descenso se agudiza, bajando en 2010 a los 192.

Además, y como consecuencia del incremento de los impuestos, esta caída de ventas no ha sido proporcional a la facturación. En el caso de los cigarrillos, las ventas del pasado año en la Comunidad sumaron los 554,4 millones de euros, un 13,7 por ciento menos que en 2010. Además la facturación del tabaco de liar se multiplicó por tres, hasta los 47,2 millones, los puros alcanzaron los 40,5 millones (+ 9,1 por ciento) y el tabaco de pipa los 2,6 millones (+353,5 por ciento).

En total, la facturación del tabaco del pasado año en Castilla y León sumó 644,9 millones de euros, lo que supone un 5,2 por ciento menos que la alcanzada en 2010, cuando se superaron los 696 millones.

Provincias

La caída de las ventas de cigarrillos ha sido similar en todas las provincias de Castilla y León en los últimos cinco años, con porcentajes que oscilan entre el -31 por ciento de Soria y el -38,9 de Salamanca. Valladolid y León, con 25,6 millones de cajetillas, se sitúan en cabeza del consumo, por delante de Burgos (18,6 millones), Salamanca (16,4) y Zamora (9,5). En el lado contrario se encuentra Soria, con 4,8 millones, por detrás de Ávila (9,1) y Palencia (9).

El consumo de tabaco de liar, aunque con más oscilaciones, también se dispara en todas las provincias con crecimientos que van desde el 106,9 por ciento de Soria al 48,8 de Zamora. León lideró el consumo con 62.871 kilos, por delante de Valladolid (60.480), Salamanca (35.615), Burgos (35.315) y Ávila (20.900). Por el contrario, en Soria, con 7.978 kilos, ocupa la última posición, por delante detrás de Segovia (18.949), Palencia (19.971) y en Zamora (19.995).