El arzobispo de Valladolid, Ricardo Blázquez, reconoció ayer que al conocer la decisión del papa Francisco de nombrarle cardenal, anunciada ayer por el sumo pontífice a los fieles congregados en la Plaza de San Pedro durante el Ángelus, "un haz de sentimientos" se fueron "amontonando" en su interior. Así, destacó su "sorpresa" ante el anuncio, ya que "no lo esperaba" y "no sabía nada" de antemano, y recalcó su sentimiento de "gratitud al papa", ya que interpreta esta designación como "un signo de confianza de cara al futuro".

"Es un reconocimiento cara al futuro, pero también al pasado, y para mí este nombramiento es un estímulo y un motivo de gratificación en mi condición de servidor de la Iglesia", aseguró Blázquez en un encuentro con los medios en la sede del Arzobispado de Valladolid. Monseñor también subrayó su "alegría y satisfacción", puesto que interpreta esta elección en clave de que el "largo recorrido" de su vida sacerdotal "ha resultado en su conjunto satisfactorio para el papa".

Blázquez recalcó en varias ocasiones su "total disposición a colaborar hondamente" con cuanto el sumo pontífice vaya requeriendo de él, y explicó que "ser cardenal es ser un colaborador especial del papa en todo lo que nos solicite". Así, detalló que aparte de que "la acción más relevante del colegio de cardenales" sea la elección eventual de un nuevo papa, también deben dar respuesta a consultas de tipo personal o participar en otro tipo de consistorios como el que próximamente afrontará la reforma de la curia romana.

Además, recalcó su alegría "también por la Diócesis de Valladolid", que antes de él sólo había contado con tres cardenales, dos de ellos en cuanto la ciudad adquirió la condición de metrópoli (Juan Ignacio Moreno y Maisanove, nombrado en 1868 por Pío IX, y Antonio María Cascajares, designado por León XIII en 1895), y el último en 1911, José María de Cos Macho, fallecido el 17 de diciembre de 1919.

Tras destacar su "afecto y gratitud" a la Diócesis, Blázquez comentó que le gustaría "ser recordado como una persona que intentó hacer el bien, a lo largo de su vida". Evaluando la contribución del papa Francisco desde su designación, Blázquez sentenció que "la esperanza que él ha suscitado va más allá de los límites de la Iglesia Católica y de cualquier otra confesión.

La Humanidad contempla al papa como alguien que puede ayudarle a mantener una esperanza, a promover la atención a los pobres y desesperanzados, que están en el corazón de nuestras tareas".