Contra la carencia de medios, de recursos y de industria, ellos aportan toneladas de pasión, tenacidad y la irrefrenable necesidad de contar las historias que llevan dentro. Son cineastas de Castilla y León y dirigen largometrajes, una tarea titánica que encuentra cabida en la 59ª edición de la Semana Internacional de Cine de Valladolid, que mañana arranca. El leonés Carlos Balbuena, la salmantina Carmen Comadrán y los vallisoletanos Arturo Dueñas, Juan Rodríguez-Briso y Luis María Ferrández son los protagonistas de la sección Castilla y León en Largo, cuyas proyecciones comienzan mañana sábado a las 17 horas en el LAVA, que acogerá toda la sección.

La película que abrirá las proyecciones de ese apartado será 'La extraña elección', de Carmen Comadrán, un documental donde la salmantina vuelve a una constante de su obra en los últimos quince años: “Contar la belleza y valores inigualables de los pueblos, sus potencialiades, sus procesos de cambio, sus expectativas, su sabiduría, sus innovaciones. Sentía la necesidad de hacer una película que reflejara parte de eso y que además reivindicara que todos tenemos responsabilidad sobre el territorio y que con nuestras acciones afectamos a los que ocurre en los pequeños municipios: si facilitamos que sigan viviendo personas en el medio rural podemos evitar que nuestra sociedad cambie toda esa riqueza por vacío”.

Además de la película, han realizado una serie de televisión y un proyecto transmedia para que todas las personas interesadas en la sostenibilidad económica y sociocultural puedan participar en la web www.tierravoz.com/laextranaeleccion.

También mañana sábado, a las 20 horas y en el mismo escenario, llegará el turno de 'Cenizas', un viaje a las raíces dirigido por Carlos Balbuena, que rememora en la gran pantalla algunos recuerdos más bien vagos y difusos de su infancia y primera adolescencia en Santa Lucía de Gordón. Según detalla a Ical, el germen del proyecto fue “una imagen” que “curiosamente no tenía que ver con la mina, con el carbón, ni siquiera con la casa de mis abuelos". "Era la imagen de unas vías y el estruendo de un tren”, recordó.

A partir de ella, construyó “una historia que giraba irremediablemente en torno a la memoria y la muerte (o la desaparición)”. “Ahí estaban mis recuerdos, todo ese proceso de reconstrucción: mis abuelos, el carbón por todas partes, las montañas, la explotación minera… Y, por otro lado, estaba la desaparición de todo ese mundo y la muerte como algo omnipresente en ese entorno. De ahí que el diálogo entre el personaje y un espacio que a duras penas reconoce sea tan melancólico, pero también tan áspero, tan extraño, tan fantasmal…”.

El domingo, a partir de las 17 horas, se exhibirá 'La pantalla herida', del madrileño criado en Valladolid Luis María Ferrández, que se considera “pucelano de corazón, de sangre y de espíritu”. Residente además durante catorce años en Salamanca, donde pasó su infancia y adolescencia, ha querido recuperar en su película el espíritu que presidió, sesenta años atrás, las Conversaciones de Salamanca.

“Desde siempre, toda una profesión como el cine ha hablado sobre sus éxitos y sus miserias. Pensé que era una pena que algunas de estas cuestiones, de una riqueza cultural e intelectual importante, se quedaran entre cuatro paredes, y reflexioné sobre lo bonito que sería abrir al público los debates que teníamos en las sobremesas, en los bares… Me estuve documentando y vi que no se había hecho nunca. Quería hacer una película que te haga reflexionar, que inquiete y que sea una chispa y una llamada de atención”, explica.

El lunes 20, a las 22 horas, se estrenará 'Misión: Sahara', de Arturo Dueñas, que regresa a festival donde ya presentó su ópera prima, 'Aficionados' (en 2009), y su segunda película, 'Corsarios' (en 2013). En esta ocasión sigue con su cámara a varios estudiantes universitarios pertenecientes al Movimiento de Solidaridad Brigadista, que iban a efectuar un viaje a la ciudad de El-Aaiún, capital de los territorios ocupados del Sáhara Occidental, en el segundo aniversario del violento desalojo del campamento de Gdem Izik.

Según relata, 'Misión: Sáhara' narra “la peripecia de unos jóvenes comprometidos con la causa saharaui para conseguir testimonios de primera mano sobre un problema de descolonización pendiente de resolver después de casi cuarenta años, y en el cual España, como antigua potencia ocupante, tiene una clara responsabilidad”.

El jueves 23 concluirán las proyecciones de Castilla y León en Largo con el estreno a las 20 horas de 'Eighteam', “la historia del ave fénix que renace de sus cenizas”, en palabras de su director, Juan Rodríguez-Briso. El documental se detiene en el drama que golpeó a la prometedora selección de fútbol de Zambia, que en la madrugada del 28 de abril de 1993 perdió a 18 de sus integrantes cuando el avión en el que viajaban se precipitó al mar en un viaje a Senegal, sin que hubiera supervivientes.

“Viendo la final de la Copa Africana de Naciones 2012 disputada en Gabón y el final feliz para Zambia 18 años después de que este país africano fuera golpeado por la tragedia en el mismo lugar, inmediatamente pensé que la vida y, a menudo metafóricamente a través del deporte, puede servir como una especie de redención. En el accidente murieron 18 jugadores en Gabón, y 18 años después, en el mismo lugar, Zambia se proclama campeona de África por primera vez tras una tanda de 18 penalties... Uno se ve obligado a pensar en algo trascendente o incluso mágico, y quería contar esta historia como un símbolo de superación colectiva”, explica.

Castilla y León

Cuestionados sobre la situación del audiovisual en Castilla y León, los cinco coinciden en recalcar las dificultades actuales, no sólo en la Comunidad sino en todo el país, si bien dejan abierta una puerta al optimismo. Así, Ferrández apunta que “Castilla y León tiene que tener más fe en si misma; su riqueza cultural y artística, demostrada a lo largo de la historia es inigualable, pero siempre he notado cierta dejadez o una quietud extraña a la hora de saber promocionar nuestra propia esencia. Tenemos que salir ahí fuera y gritar para dar a conocer que podemos seguir siendo uno de los motores de arte no sólo hispánico sino europeo”.

Él se muestra partidario de “generar industria aquí y en toda España”, ya que “sin apoyo institucional, sin promoción, sin sostén económico y afectivo el talento termina muriendo”. “El audiovisual castellano y leonés sufre de los mismos defectos y virtudes que el audiovisual de cualquier otro lugar del mundo: talento y ganas contra escasos recursos económicos”, destaca.

Como él, Comadrán recalca la necesidad de establecer “un diálogo urgente en el que todos los actores implicados pongamos la voluntad de actuar coordinadamente, de forma inmediata y estratégica”. La realizadora salmantina se muestra partidaria de “mirar a un futuro cercano” ya que considera que “el presente no es muy halagüeño”, y recalca que “el estado de la industria a nivel nacional es crítico, y eso nos condiciona totalmente a los productores de Castilla y León”. “Si atendemos a las ilusiones, talento y ganas de los creadores y las empresas de la Comunidad, aquí estamos tan maravillosamente bien como en cualquier parte del mundo. En general, sobre esforzándonos, algo que es delicado, pero con posibilidades de cambio en las que hay que creer: se trata de aunar voluntades, energías, conocimientos y recursos”, valora.

Desde Barcelona, donde reside actualmente, Carlos Balbuena lamenta de carecer de elementos de juicio fundados sobre la situación actual en la Comunidad, aunque supone que “habrá muchos cineastas jóvenes y talentosos con ganas de hacer cosas. Y ahora es relativamente fácil llevarlas a cabo y darles una difusión bastante amplia. En ese sentido, el audiovisual será tan boyante como lo sean todos esos cineastas, o como las ganas que tengan de hacer cosas a toda costa. Otra cosa distinta es hablar de industria, instituciones, salas de proyección y demás…”.

Para Arturo Dueñas, “la crisis general, la disminución de la afluencia a las salas de cine, el recorte de las ayudas, etc. hacen que levantar un proyecto audiovisual de cierta entidad sea una tarea casi imposible, más aún en una comunidad con poca tradición en este campo”. Sin embargo, confiesa ser relativamente optimista por dos razones: “El Gobierno regional ha vuelto a convocar ayudas a la producción y distribución que estaban paralizadas desde hace años, y la creación de una Plataforma de Cineastas de Castilla y León, tras varios años sin ninguna asociación profesional que aglutine los intereses del sector”.

Más crítico con la política de ayudas al sector del Ejecutivo autonómico se muestra Juan Rodríguez-Briso, que denuncia la “falta de transparencia” en la resolución de las subvenciones destinadas a financiar la preproducción, producción y distribución de largometrajes documentales y de ficción y pilotos de series de animación y de televisión, cuya última convocatoria se resolvió el pasado 23 de septiembre.

Así, reclama que en el fallo se expongan los criterios seguidos por el comité que decide la concesión o no de ayudas, ya que “la sensación de corrupción y 'adedismo' que tienen las instituciones públicas en España sólo se corrige con transparencia. Y una resolución de una hoja que dice 'éste sí, éste no' es cualquier cosa menos transparente”. No obstante, considera que el audiovisual en Castilla y León está mejorando, “pero gracias a iniciativas privadas y particulares”.

Estrenar en Seminci

En lo que coinciden los cinco entrevistados es en recalcar su alegría y orgullo por haber sido seleccionados para formar parte de la programación de la Seminci. Carmen Comadrán destaca que el festival vallisoletano “es un tesoro que tenemos que cuidar”. En su opinión, “es uno de los certámenes más importantes a nivel nacional y europeo”, por lo considera que es “un magnífico sello de partida” para su película.

Por su parte, Luis María Ferrández apunta que para él es “un regalo, por formar parte de la historia cinematográfica” de su ciudad, y “un privilegio”, por ver su documental en “uno de los festivales internacionales más importantes y reputados de Europa”. Asimismo, recuerda que su tío abuelo, Félix Gómez Ferrández, fue uno de los primeros críticos de cine de la ciudad y formó parte del jurado durante los primeros años del certamen, y parafrasea a uno de los entrevistados en su documental, Gil Parrondo, para asegurar que está “muy agradecido al cine, y en este caso a la Seminci, porque regresar a casa con una película bajo el brazo es uno de los mayores anhelos de un cineasta”.

Carlos Balbuena no duda en calificar esta oportunidad como “un lujazo” y “un subidón de autoestima”, ya que “se trata de un festival muy importante, de muchísima repercusión”. “Estar aquí supone un plus de visibilidad que de otra forma nunca tendría una película tan modesta como 'Cenizas, a pesar de estar en una selección paralela, fuera de concurso y demás”.

También se muestra entusiasta Arturo Dueñas, que recalca que haber participado con sus tres largometrajes en el festival es “un gran honor y un sueño cumplido para un 'semincero' pertinaz, que pasa de voraz espectador a participante”. Y en el mismo sentido se expresa Juan Rodríguez-Briso, ya que formar parte de “un festival de renombre internacional” como la Seminci hace que el equipo de la película se sienta “orgulloso”, además de que “de cara a la publicidad de su película y la búsqueda de posibles distribuidores, el sello de calidad que aporta la Seminci supone un gran impulso”, algo en lo que coincide con el propio Dueñas.