El Condado de Treviño vuelve estar de actualidad. La causa, de sobra conocida. El Ayuntamiento de la localidad someterá a votación plenaria el próximo 8 de marzo el documento con el que pretende divorciarse de Castilla y León y de la provincia de Burgos, para anexionarse al País Vasco y poder disfrutar de los privilegios y beneficios fiscales con los que cuentan los vecinos de las cercanas tierras alavesas a las que algunos treviñeses sienten como parientes más cercanos. La fecha elegida coincide con el 14 aniversario de la consulta territorial que se realizó en aquel momento en el enclave burgalés en la provincia alavesa.

Ubicado en el norte de la provincia de Burgos y rodeado por localidades alavesas, Condado de Treviño es un islote con una población de 1.100 vecinos situado a 21 kilómetros de Vitoria. No es de extrañar que muchos vecinos de Treviño y de La Puebla de Arganzón (los dos municipios más representativos-ambos con ayuntamiento-) tengan una fuerte vinculación con la capital vasca, ya que son muchos los que se desplazan a diario para ir a la Universidad o por motivos laborales, como sucede en tantas otras localidades españolas que se encuentran más cerca de la capital de provincia de otras comunidades que de la suya propia.

La historia del Condado de Treviño, nombre que adquiere después de que Enrique II de Trastámara concediese estas tierras a Pedro Manrique convirtiéndose en un terreno señorial, se encuentra plenamente ligada con el devenir de los reinos cristianos de Castilla. Juan II de Castilla, padre de Isabel La Católica fue el encargado de ofrecer el condado a un bisnieto de Manrique, al tiempo que los Reyes Católicos otorgaron las mismas tierras posteriormente al duque de Nájera. A finales del siglo XVIII, Treviño formaba parte del partido de Miranda de Ebro, Burgos.

Según la documentación consultada, la primera intención anexionista de Treviño aparece en el siglo XVII cuando una representación treviñesa solicitó la incorporación del territorio a las Juntas Generales de Álava, lo que no agradó al monarca, Felipe IV, quien dio órdenes para que aquella intención no llegase a tomar forma. La idea quedó finalmente desterrada en 1833 cuando Javier Burgos realizó la división provincial de España quedando Treviño, por Real Decreto, asignado a la provincia de Burgos.

Haciendo un repaso por la historia más reciente, cabe destacar la intención secesionista que La Puebla de Arganzón mostró pocos meses antes del estallido de la Guerra Civil en 1936, así como el expediente de agregación a Álava que Treviño y La Puebla de Arganzón presentaron en 1940, y al que se siguen agarrando aquellos que aún desean salir de la provincia de Burgos. Ya en plena Transición, en el año 1980, se plantea formalmente una petición de segregación que desestima la Audiencia provincial de Burgos.

El enclave burgalés se ha convertido en los últimos años en un caballo de batalla entre los partidos nacionalistas vascos, que defienden que se produzca la segregación, y las instituciones castellanas y leonesas que recuerdan a los anteriores que la propuesta de «divorcio» no es viable al chocar con lo suscrito en el Estatuto de Castilla y León y la legalidad vigente.

Inmaculada Renedo ha estado al frente del Consistorio treviñés durante las dos últimas legislaturas. Hasta que el pasado mes de diciembre, Ignacio Portilla fuese nombrado nuevo alcalde, tras prosperar la moción de censura presentada por el grupo independiente Ciudadanos del Condado y Bildu. Alejada de la Alcaldía de Treviño, Renedo es ahora concejal del PP en el Consistorio. Estos días mira una y otra vez su correo electrónico a la espera de que llegue el documento que el próximo 8 de marzo se someterá a votación.

«No me lo han mandado todavía», explicó Renedo en declaraciones a la Agencia Ical, al entender que la «ausencia de relación» con el actual alcalde puede ser uno de los motivos de la tardanza. «Quieren aprovechar la conmemoración del 8 de marzo para presentar un documento que tienen la intención de colar directamente en el Congreso de los Diputados porque saben que el no de la Diputación y la Junta ya lo tienen».

Se trataría de un documento elaborado por los técnicos del propio Ayuntamiento, que estaría avalado por la Universidad del País Vasco y en el que se incluye un artículo del Estatuto de Gernika que insta al Gobierno central a que Treviño sea vasco si esa es la intención de la mayor parte de sus vecinos. "Lo que ellos no saben es que la intención de muchos es ser de Castilla y León», apostilló Renedo.