La media anual de incendios graves que se registran en viviendas de Castilla y León se ha estabilizado en alrededor del medio millar, y sólo en los últimos dos años han sido quince las personas que han perdido la vida debido a unos sucesos que en la mayoría de los casos está asociado a negligencias o descuidos.

Según los datos del Servicio de Emergencias 112 de la Junta de Castilla y León, de los 541 contabilizados en el año 2008 se ha pasado a los 505 del pasado año, mientras que en 2010 fueron 540 y 458 un año antes. Por provincias, el mayor número de este tipo de siniestros se registró el pasado año en Léon, con 109, por delante de Burgos (103), Salamanca (81) y Valladolid (57). En el lado opuesto se sitúa Palencia (13), Segovia (23), Soria (32). En Zamora se contabilizaron 44 y uno menos en Ávila.

La mayoría de los cuerpos de bomberos de las diversas provincias consultados por la Agencia Ical coinciden en señalar que después de una drástica reducción como consecuencia de la renovación del parque de viviendas que provocó la 'burbuja inmobiliaria', el número de estos siniestros se mantiene estable en los últimos años, presentando ligeras oscilaciones en función de lo más o menos cálido que sea el invierno, estación en la que se concentran la mayor parte de estos sucesos como consecuencia del uso de los sistemas de calefacción.

Además, la mayor parte de los responsables de los cuerpos de bomberos de la región, también señalan que, mientras la mayor parte de los incendios registrados en las viviendas de los pueblos tienen su origen en las chimeneas, bien por un sobrecalentamiento o bien por una falta de mantenimiento traducido en una acumulación excesiva de hollín que acaba incendiándose, en el caso de las ciudades el abanico de causas que están detrás de los fuegos es más amplio.

Así, según destaca el secretario de la Asociación Profesional de Técnicos de Bomberos (APTB), Javier Larrea, la cocina es la estancia de la casa donde más incendios se originan, ya que además de los provocados por la utilización de la cocina en sí, la mayoría debido a descuidos y otros muchos por falta de mantenimiento o renovación de los filtros de las campanas extractoras, dado que la acumulación de grasa les convierte en fácilmente inflamables. Además, en esta habitación también se concentran la mayoría de los electrodomésticos de mayor potencia y las calderas de calefacción.

En segundo lugar se encuentra el salón, por delante de los dormitorios, aunque Larrea destaca que en los últimos años se viene registrando una importante subida de los fuegos que se originan en los dormitorios juveniles como consecuencia de la cantidad de aparatos eléctricos que se instalan.

Víctimas

Según el ´Estudio de víctimas de incendios en España 2011' elaborado por la Fundación Mapfre, Castilla y León es, tras Cantabria, la comunidad autónoma con más víctimas por incendio (con 6,6 víctimas mortales por millón de habitantes) y La Rioja (con 6,2). Por el contrario, las comunidades con menor tasa de víctimas mortales por millón de habitantes el pasado año fueron Madrid (con 1,2), País Vasco (con 1,4) y Valencia (con 2,5).

De todas formas, de las 17 víctimas mortales que provocaron los incendios en 2011 en la región, sólo seis correspondieron a siniestros en viviendas, mientras que detrás del resto estuvieron accidentes de tráfico, laborales o incendios forestales. Un año antes, fueron diez las personas que perdieron la vida en incendios, de las que nueve lo hicieron por fuegos en sus hogares.

Prevención

Por otra parte, buena parte de los responsables de los cuerpos de bomberos critican la escasa concienciación por parte de las autoridades para prevenir estas tragedias domésticas, denunciando que no hay ninguna reglamentación que obligue a instalar medios de prevención en las viviendas ni tampoco a revisar las instalaciones eléctricas, uno de los principales focos de riesgo, teniendo en cuenta que cualquier instalación que supere los 30 años es peligrosa. En este sentido, algunas comunidades ya empiezan a tomar medidas. En el País Vasco existe un programa de subvenciones para incentivar la renovación de las instalaciones eléctricas de baja tensión cuya antigüedad sea igual o superior a 25 años.

Otra de las carencias detectadas por los expertos en la legislación española es la escasa o nula exigencia respecto a las medidas de prevención que debe reunir una vivienda. En España, la normativa más reciente es el Código Técnico de Edificación que sólo obliga a los edificios de más de 50 metros de altura a disponer un sistema de detección de incendios en sus zonas comunes. En los inmuebles de nueva construcción, la reglamentación impone la utilización de materiales de escasa capacidad ignífuga y la habilitación de cortafuegos, pero no hay obligación de contar con un detector de humos o un extintor, dos elementos vitales, a juicio de los expertos, que recuerdan que en Alemania, Francia o los países nórdicos la normativa obliga a proteger a las viviendas con detectores de humo.