La campaña micológica en Castilla y León concluirá con una recolección estimada de 4.300 toneladas, la mitad destinadas a autoconsumo, lo que en algunas zonas ha entrado en conflicto con la actividad comercial, según avanzó a Ical el responsable del Área de Micología del Centro de Servicios y Promoción Forestal y de su Industria (Cesefor), Fernando Martínez Peña.

Aunque todavía se pueden encontrar hongos, la campaña está entrando en su recta final. A fecha de hoy, sigue habiendo fructificaciones de especies importantes como los níscalos (lactarius deliciosus) y tricholoma portentosum, entre otras. La duración dependerá de la llegada de heladas severas prolongadas que detengan la producción. "La previsión para los próximos días es que tengamos heladas y nevadas que puedan ralentizar la producción", indicó el experto.

La bondad productiva ha sido la tónica este año. En términos generales, según Martínez Peña, se puede hablar de "una campaña media mejor que en 2011 aunque irregular en cuanto a zonas". Las producciones de especies del grupo boletus edulis en el macizo de Urbión (Soria-Burgos) han sido especialmente abundantes. También, han sido superiores a la media las producciones registradas en Guadarrama y áreas de la provincia de Ávila. Por el contrario, en áreas de Ayllón (Segovia), Palencia y Zamora las producciones han sido inferiores a la media.

Pero si algo ha caracterizado a la presente campaña micológica ha sido la presión recolectora, sobre todo en las provincias de Soria y Burgos. Solo en la primera se han incautado 7.000 kilos de setas. Sobre este aspecto, el responsable del Área Micológica del Cesefor explicó que uno de los montes más estudiados pertenecientes a la red europea de áreas micosylvodemostrativas y donde se desarrollan numerosas investigaciones desde 1995 es el monte Pinar Grande de Soria. Gracias a estas investigaciones, se ha constando que en este bosque se han superado con creces en otoño de 2012 los registros de máxima presión recolectora registrados en los últimos 18 años. Cesefor, junto con otros centros de investigación de España y Europa, estudia los efectos y aboga por la regulación como una de las medidas para evitarla y garantizar la sostenibilidad del recurso a largo plazo.