El presidente de la Junta, Juan Vicente Herrera, y el líder de la oposición autonómica socialista, Óscar López, están en la mejor disposición y en la búsqueda de un acuerdo para configurar el mejor equipo directivo para la caja resultante de la fusión entre Caja Duero y Caja España, que tras la autorización están pendientes de la configuración de sus órganos de gobierno.

Según informaron a la agencia Ical fuentes conocedoras del encuentro, Herrera y López abordaron ayer, durante un encuentro en la sede de la Presidencia, la situación de la nueva caja, una vez que cuenta con la autorización administrativa así como la aplicación del real decreto ley de modificación de la Ley de Cajas, cuya convalidación se producirá este miércoles en las Cortes con el apoyo del Grupo Socialista. El presidente de la Junta y el secretario general del PSCyL-PSOE expresaron la disposición, en la línea de acuerdo que mantienen sobre las cajas, a buscar una solución para la elección del mejor equipo directivo para la entidad producto de la fusión entre Caja Duero y Caja España.

Por otro lado, las asambleas generales de Caja de Ávila y Caja Segovia someterán hoy a votación su adhesión al Sistema Institucional de Protección (SIP) liderado por Caja Madrid y Bancaja. La ausencia de los representantes socialistas en la caja abulense ha despejado el camino al proceso que culminará previsiblemente también con el sí de la caja segoviana. En ese sentido, el PSOE de Castilla y León ha reiterado que la responsabilidad de que salga adelante el SIP es de los representantes del Partido Popular de las dos provincias que se han mostrado a favor de esa alianza en contra de la posición de la dirección autonómica de ese partido y de su presidente, Juan Vicente Herrera. Además, ha manifestado que no le «gusta» la iniciativa financiera, por ello sus representantes en la entidad abulense abandonarán las reuniones en el momento de las votaciones.

Desde el PSOE de Segovia se ha expresado en los últimos días su intención de respaldar el SIP aunque previamente habían advertido del peligro que suponía para las pequeñas entidades como Caja Segovia y Caja Ávila.