La organización Greenpeace propone una serie de medidas para reinventar las ciudades, -donde actualmente vive el 55 % de la población mundial y podría pasar al 68 % en 2050-, con el objetivo de hacer la vida urbana más sostenible y resiliente después de la pandemia.

La organización ecologista considera que la crisis sanitaria por la COVID-19 ha puesto a las ciudades en el punto de mira, tal y como evidencia en un estudio en el que ha documentado la vida durante el confinamiento y la desescalada en Barcelona, Madrid, Sevilla, Valencia y Vigo, a través de la cámara del fotógrafo Pedro Armestre.

"La pandemia ha evidenciado que la forma en que vivimos en las ciudades deber cambiar", señala la responsable de la campaña (hashtag) REinventaLaCiudad de Greenpeace España, Alba García Rodríguez.

Las ciudades son responsables del 75 % de las emisiones globales de dióxido de carbono (CO2), según estimaciones del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), con el transporte y el uso de energía en los edificios como principales contribuyentes.

No obstante, si se contabilizara además el consumo de bienes y servicios, "las emisiones generadas en las ciudades podrían ser hasta un 60 % mayores de las estimaciones actuales", según cifras del C40, ciudades agrupadas para la lucha contra el cambio climático.

Estos datos, junto a las previsiones de Naciones Unidas que señalan que en 2050 el 68 % de población vivirá en las ciudades, ponen de manifiesto la importancia de cambiar de modelo de consumo hacia uno sostenible y responsable, según la organización ecologista.

El documento señala que es "el momento de transitar de la solidaridad a la concreción en políticas y formas de organización social que nos permitan afrontar las nuevas crisis que vendrán, como la climática", por lo que piden a las administraciones locales que adopten medidas legislativas que promuevan un cambio de consumo para reducir las emisiones.

Por ello, demanda incrementar la participación de la ciudadanía, trabajar con los vecindarios para establecer medidas a través de procesos de consulta, así como dotar a los barrios de servicios públicos sociales esenciales como centros de salud, sociales y de día, así como escuelas públicas.

Propone, además, reconfigurar las vías peatonales y hacerlas más amplias y aumentar su número y kilómetros; ampliar las zonas verdes existentes en los barrios y/o crear nuevas de calidad tomando en cuenta las bases de urbanismo sostenible.

Señala, asimismo, como necesario fomentar la implantación de pequeños comercios y mercados locales y el consumo sostenible, de segunda mano, reutilizable y reparable con la implantación de espacios para los mercados de desembalaje, e impulsar la reducción del consumo y las inversiones públicas locales para desarrollar una mayor especialización e innovación en nuevos productos y servicios.

La organización ecologista propone también implementar la separación de residuos por fracciones en los municipios para reciclar la materia orgánica y que no llegue a los vertederos o incineradoras, establecer políticas de pago por generación de residuos para que "quien más genera, más pague", y prohibir los envases de un solo uso de cualquier material.

En cuanto a la alimentación, Greenpeace señala que los hogares, vecindarios y/o distritos deberían ser capaces de producir ciertos alimentos a través de huertos urbanos comunitarios. Por ello, es necesario impulsar la agricultura urbana y periurbana, local y sostenible.