Más de 200 personas han marchado por los Alpes suizos para despedirse de otra víctima del calentamiento global. Esta vez se trata de Pizol, un glaciar situado a 2.600 metros de altura.

Una vez en su destino, han organizado un funeral a modo de acción con motivo de concienciar sobre la pérdida de estas masas de hielo. La existencia de Pizol dependía de la cantidad de nieve acumulada durante el invierno.

Pero el aumento de las temperaturas han provocado que su muerte sea irreversible. Los científicos estiman que en 2030 ya no quedará nada de él. En Suiza, más de 500 glaciares han desaparecido desde 1850.