Durante una jornada de submarinismo en la costa de Hurghada, en Egipto, un desprevenido submarinista llamado Tobias Sachs se encontró rodeado de una esfera formada por miles de peces ajeno a la presencia de un tiburón ballena que acechaba por la espalda.

El submarinista mantuvo la calma y se dejó rodear por los peces, mientras un compañero de expedición filmaba la escena que transcurría ante sus ojos. Los diminutos peces que rodeaban a Tobias lo hacían a modo de refugio para confundir al animal y evitar ser comidos.

Este comportamiento grupal es común en peces pequeños que usan esa formación esférica concentrada alrededor de un centro común para evitar a sus depredadores.

Según contó James, el compañero de expedición de Tobias, su amigo estaba tan ensimismado por los peces que no fue realmente consciente del enorme tiburón ballena que tenía detrás. En declaraciones a Caters News, ambos se dedican a estudiar los bancos de peces, pero nunca habían visto de primera mano que rodeasen a un submarinista. "Los peces buscaban protección del tiburón ballena acercándose al submarinista", explicaron.

A pesar de lo alarmante que pueda sonar el nombre del tiburón ballena, esta especie de escualo no ataca a los seres humanos. Dada las dimensiones de su boca podría caberle una foca entera, pero lo cierto es que esta especie de pez se alimenta de pequeñas formas de vida, sobre todo de krill, fitoplacton y algas, aunque también puede consumir pequeños crustáceos, como calamares y larvas de cangrejo, y pequeños peces, como sardinas, aballa, atún y anchoas.

Su forma de alimentarse es similar a la de una ballena barbada, succionando gran cantidad de agua y alimento al cerrar la boca, expulsando el agua filtrada por las branquias y quedándose con todo el alimento que supere los 3 milímetros de diámetro para engullirlo.