Le colocan un poco de agua y alimento frente al lugar que le ha servido de cobijo durante los terribles incendios de Grecia. Una voluntaria consigue que este perro lanudo, cubierto de ceniza, salga tras varios días resguardado bajo la leñera de una barbacoa.

Loukomakis se salvó de milagro y ahora su rescatadora le busca un hogar. Al principio, cuenta la voluntaria, gruñía cuando alguien se acercaba y sólo bebía agua. Además le costaba respirar. El animal, con mucho pelo de menos se recupera; como tantos otros en la zona arrasada por los fuegos, se debió extraviar de sus dueños pero él no se movió de la casa.