Lo había pronosticado “…la apuesta por estos artistas para empezar el año, con toda seguridad, no defraudará a nadie”. Contar con Manuel Borrico al cante y Jesús Núñez al toque era una apuesta segura. Y así quedó patente, con una sede social dispuesta y nutrida, empezándose a notar que el 2019 promete, al celebrar La Peña el cuarenta y cinco aniversario de su fundación. Casi nada.

En la presentación se expone brevemente la biografía de los artistas para, enseguida: “Pido la voz y la palabra” que diría nuestro casi zamorano Blas de Otero, iniciarse un ciclópeo cante por tonás, con Manuel sólo en el escenario. Dos tonás chicas y dos tonás grandes. Aplauso caluroso y acogedor.

Alegrías, “Ya sabéis, en Jerez no se puede decir cantar por Cádiz –acompañado con gesto de decapitación- tenemos que decir, sólo por alegrías”. Y qué alegrías lentas, paladeadas, gozadas y bien dichas por “uno de Jerez”. A estas alturas iniciales, la concurrencia estaba completamente entregada. Quedaba mucho más y muy bueno.

Levante. “Me dicen que he pillao muy bien las cositas de los cantes mineros. Yo hago lo que puedo” Y lo que pudo fueron dos monumentales tarantos y una espectacular cartagenera. Seguiriyas. “Dedicadas a mí primo Fernando Terremoto”. Apoteósicas. De las cuatro que ejecuta discrepo con él sobre dos de ellas. Desde mi punto de vista la primera es de Paco La Luz. También antepasado ascendiente suyo. Tío de su bisabuela María La Luz, la esposa de El Tati y padres de su abuelo Gregorio Borrico. La segunda de Diego Marrurro. Sin ninguna duda. La tercera de Tío José Paula. Tampoco. Y la de cierre: “Compare Cuco…” es de su tío bisabuelo Juanichi El Manijero. Respecto al contenido lírico de esta espectacular seguiriya de cierre, tengo que señalar que El Manijero, compadre del triste protagonista, hace referencia a un hecho trágico por celos, y que tiene lugar en el número seis de la calle Nueva de Jerez. Un señorito –payo- no soporta la inclinación de su dama hacia un gitano resultón, como era El Cuco, lo espera a la entrada de casa y lo mata.

Descanso para dar inicio de la segunda parte.

Soleá por bulerías, empezando por María La Moreno, Antonio La Peña, Niño Gloria para entremezclar este beneplácito palo con coplas de su abuelo Gregorio, en eco, formas y ejecución, haciendo las delicias del venerable auditorio.

Continúan por tientos tangos. De nuevo, con guiños muy significativos a Tío Borrico de Jerez.

Fandangos. Por mí cuenta de Caracol, El Almendro, José Cepero, y fandango valiente.

Enfilan la recta final de la espectacular noche por bulerías. “El plátano gordo”. Sorprendentemente nos encandila con tres coplas recordando al magistral Manolito María, también pariente, también Fernández. Bulerías de dificilísima interpretación y más para alguien fuera de su círculo de influencia, Alcalá de Guadaira. Manuel las bordó, como también lo hizo con la diversidad de coplas posteriores, incluyendo canción por bulerías.

En definitiva, noche espectacular y con compromiso emocional de volver a tenerlo entre nosotros.

A partir de aquí La Peña suspende su programación en favor de nuestro Teatro Principal y su magnífico XXII Ciclo Flamenco, con cuatro excelentes ofertas a lo largo de febrero, todas en jueves: día 7, Miguel de Tena; día 14 Capullo de Jerez y Ezequiel Benítez; día 21 (Con seguridad, el día grande) el gran Ricardo Fernández del Moral, y para cerrar, el baile de Alba Heredia el 28 del mes corto.